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Era un día soleado y todo estaba bien en el reino de las serpientes...en realidad no estaba soleado, llevaban días lloviendo y no, nada estaba bien dentro del reino de las serpientes.

Era miércoles, el día de la semana previamente establecido por la rubia como el más odiado y, como cada miércoles, se encontraba dentro del dormitorio de sus compañeros de casa, aquellos reconocidos como la siguiente generación de mortífagos.

Usualmente, Aylin lograba sobrellevar la tarde gracias a la compañía de sus dos amigos, los cuales solían bromear con ella y hacer el día más llevadero, pero, al igual que en las últimas semanas, ninguno de sus dos amigos se dirigían la palabra entre ellos, haciéndole a la bruja imposible poder disfrutar de la compañía de uno estando el otro presente. Sobraba decir que en esas tardes de miércoles ambos tenían que estar presentes y eso no solo hacía las cosas más difíciles, sino terriblemente incómodas.

La rubia se encontraba con Regulus en su habitación, esperando a que llegaran el resto de sus compañeros, y, harta de toda la hostilidad del muchacho hacia su amigo de ojos zafiros, decidió que era momento de interrogarlo al respecto.

–Reg, ¿qué fue lo que pasó contigo y Evan? –preguntó directamente, pues estaba cansada de seguir ignorando el elefante de la sala.

–No tengo idea de qué hablas, Lyn –respondió con indiferencia el menor, sin siquiera molestarse en despegar su mirada del pergamino en el que estaba escribiendo.

Y una mierda, pensó la bruja, mirándolo con una ceja enarcada.

Regulus suspiró.

–Odio cuando haces eso.

–Querido, no podrías odiarme ni aunque te lo propusieras –Regulus estaba dispuesto a responder algo, pero la bruja continuó sin darle la oportunidad de añadir nada–. Entonces...¿vas a contarme qué fue lo que pasó con Evan o debo empezar a investigar por otras fuentes?

Había pasado una semana y unos cuantos días desde que Regulus Black y Evan Rosier habían dejado de identificarse entre ellos como amigos y habían cortado toda comunicación. Para fortuna del menor, Rosier había mantenido su boca cerrada con respecto a lo sucedido y, aunque el menor no conociera los motivos que tenía Rosier para guardar silencio, agradecía que así fuera. Le generaba ansiedad el siquiera pensar qué pasaría si Dolohov o Mulciber se enteraran de lo que había sucedido.

–Como si lo que pasó conmigo y Rosier fuese el único elefante de la sala –contraatacó el menor, tratando de poner el tema detrás de sí y cambiarlo en dirección de la bruja.

Aylin sabía exactamente a lo que se refería el menor, pues luego de ese pequeño exabrupto en la Sala de los Menesteres, la rubia no se había atrevido a mencionar el tema nuevamente con nadie, como si aquello jamás hubiese sucedido.

–No me cambies el tema, pequeña serpiente manipuladora –dijo la rubia, en ese tono que no dejaba muy claro si estaba bromeando, o no–, ¿o es que acaso no confías en mí lo suficiente como para decirme?, porque si es eso, mejor dime –añadió la rubia, llevándose una mano dramáticamente a la altura del corazón.

–¿Quién es la pequeña serpiente manipuladora ahora?

Aylin sonrió inocentemente, sacándole un suspiro al menor.

Regulus no sabía porqué había estado tan empeñado en no contarle a la bruja lo que había sucedido con el otro mago. Parte de él quería pensar que lo había hecho por no arruinar la imagen de Evan Rosier que ella tenía, pero, en el fondo, él sabía que eso solo era un pretexto que escondía lo que verdaderamente pensaba. Regulus tenía miedo de cómo reaccionaría la bruja con él luego de saber lo que había hecho. Aylin notó el cambio en la actitud del menor.

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα