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Era una noche fría y no había ni una sola luz en la calle. Su cuerpo temblaba entre las cobijas, demasiado consciente del silencio que había en el exterior.

Tenía un mal presentimiento.

Una explosión rompió el silencio, a partir de ahí todo sucedió demasiado rápido.

Miles de rostros entraron en su campo de visión, rostros oscuros, desfigurados por la ira. Voces que no reconocía los acompañaban, fúricas, unidas todas en un mismo rugido.

Corrió sin discreción alguna, sin ningún cuidado, hasta la habitación frente a la suya en el pasillo, tenía que salvarlo. Debía de salvarlo.

Era demasiado tarde...

Los rostros desfigurados habían ganado la carrera, miles de rayos de colores diferentes danzaban en la habitación. Todo se veía como un borrón a través de la cortina de lágrimas en sus ojos. Respirar era un reto imposible.

Silencio.

Así como habían llegado se habían ido, llevándose el sonido de sus voces con ellos. Llevándose una parte de ella.

Garras desgarraron su corazón con crueldad, reduciéndolo a fragmentos ensangrentados. Única evidencia del crimen que se había cometido. 

Ríos salados corrieron por sus mejillas, rasgando el silencio con sus lastimeros gemidos. Con manos temblorosas lo sostuvo entre sus brazos, tratando de transmitirle una paz que no sentía. 

Muy quieta, se quedó junto a él, tarareando entre susurros notas rotas de la canción que solía cantarle. 

Se quedó junto a él, hasta que los ríos se secaron y la muerte con su cruel hoz partieron de los restos de un hogar reducido a cenizas. 

···


Cuando Aylin despertó, estaba llorando.

El nudo en la garganta asfixiaba sus respiraciones reduciendo sus sollozos a susurros entrecortados. Las cortinas alrededor de ella parecían crecer, viniéndosele encima y el colchón debajo de su cuerpo se amoldaba a su silueta ahogándola entre el mar de las cobijas. 

Con violencia se desprendió de las sábanas, abrió las cortinas rompiendo el hechizo silenciador de su espacio, y salió huyendo de las garras en la oscuridad dispuestas a asesinarla en la quietud de la noche. 

Se obligó a reducir el paso, cuando por descuido atravesó un fantasma justo afuera de su sala común. El frío del suelo que se colaba por sus plantas de los pies y los restos del espíritu aún atrapados entre sus ropas la hicieron tiritar. 

Contó hasta diez unas cien veces cuando por fin sintió que su pulso se ralentizaba y sus manos dejaron de temblar. Caminar siempre había sido la clave para despejar su mente y alejarla de los recuerdos que por las noches regresaban a tratar de atormentarla en sueños.

Dormir estaba sobrevalorado.

Había silencio en los pasillos de Hogwarts, pero aquello no tenía nada de siniestro; era un silencio cómodo. La única evidencia de un castillo adormilado. 

Giró por la esquina de un pasillo distraída por el arte decorando en las paredes, cuando de repente, la fuerza de un impacto la hizo aterrizar en el suelo. 

Aylin ni siquiera sabía con qué había chocado, lo único que sabía era que se encontraba sentada en el suelo, completamente sola.

Soltó un respingo cuando dos cuerpos se hicieron presentes frente a ella, dos cuerpos que juraba no habían estado ahí antes.

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora