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Sirius Black era, muy probablemente, la persona más vanidosa que cualquiera de los cuatro Merodeadores habían conocido jamás. Una vez que el azabache se apoderaba del baño de la habitación no había poder humano que lo hiciera salir de ahí hasta que este estuviese listo y, desde la perspectiva de los otros tres magos, una babosa corriendo una carrera era más rápida que Sirius Black cuando se trataba del cuidado de su cabello. Sin embargo, esa mañana, ni siquiera la imperiosa necesidad del mayor de siempre querer lucir impecable fue suficiente para retenerlo en su habitación para acicalarse luego de las palabras alteradas de cierta bruja pelirroja.

Era muy temprano por la mañana y los cuatro Merodeadores aún dormían plácidamente, pues luego de haberse quedado despiertos la noche anterior hasta altas horas de la madrugada jugando snap explosivo, ni siquiera Remus se había atrevido a levantarse, sin embargo, toda la paz y el silencio poco característico de la habitación se vieron destruidos por unos frenéticos toquidos.

Ninguno de los cuatro se levantó de la cama, dispuestos a ignorar a quién fuera que estuviese tocando y tal vez, con algo de suerte, la persona terminaría marchándose para dejarlos dormir. Al menos ese era el plan inicial, pero este se arruinó cuando escucharon la voz que frenéticamente los llamaba desde el exterior de la habitación, pues los llamados exaltados pertenecían a una bruja que no se había atrevido a aparecerse en su habitación más que un par de veces, Lily Evans.

–¡Oh por Merlín! –se quejó exasperada–, ¡más vale que estén vestidos! –gritó la bruja y, sin previo aviso, abrió la puerta de la habitación.

–¡Lily! –exclamó James incorporándose inmediatamente en la cama, buscando apresuradamente sus lentes para poder enfocar a la bruja–, ¿qué sucede?¿estás bien?

Remus se incorporó también, bostezando. Sirius ni siquiera se removió al escuchar a la bruja, confiado en que lo que fuera que estuviese sucediendo James y Remus podrían hacerse cargo, Peter, por otro lado, seguía durmiendo, el mago tenía el sueño tan pesado, que podría desatarse un tornado dentro de la habitación y el chico ni siquiera se enteraría.

La bruja se apresuró directamente hasta quedar frente a James, pasándole sus lentes, demasiado apresurada como para esperar a que el mago los encontrara por sí mismo.

–¡Regulusestáafueradicequenecesitaverlosqueeseurgente! –soltó sin pausa alguna la pelirroja, ganándose un par de miradas confundidas.

–Lily, respira –la tranquilizó su novio, atrayéndola hasta la cama junto a él–. Ahora, ¿qué fue eso que dijiste?

Lily inhaló profundamente un par de ocasiones, antes de volver a atreverse a hablar.

–Bajé para desayunar temprano y estudiar un poco antes de las clases y cuando salí, Regulus estaba del otro lado de la puerta. Me dijo que necesita hablar con ustedes, que es urgente –repitió, pausadamente.

En ese momento, Sirius brincó de su cama, enredándose entre las cobijas al incorporarse casi terminando en el piso. Avanzó hasta la pelirroja arrastrando consigo la cobija enredada.

–¿Qué? –la interrogó el azabache, notando que rápidamente sus otros dos amigos se levantaban de la cama también.

–Regulus está afuera y necesita verlos. Se ve alterado, Sirius.

–¿Qué demonios hace allá afuera?–interrogó el ojigrís mientras apresuradamente se colocaba los zapatos, sin molestarse siquiera en cambiarse la camiseta negra de Led Zeppelin con la que dormía o los pantalones de franela.– ¿Te dijo algo más? 

La bruja negó en silencio.

No hubo necesidad de decir nada más, pues Sirius Black salió como una exhalación de la habitación, seguido muy de cerca por sus dos amigos y la bruja que había fungido como mensajera.

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt