Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]

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Aylin no se había atrevido a bajar al campo de quidditch en todo lo que llevaban de curso, no había atendido al lugar ni siquiera por toda la euforia que se vivía dentro del castillo cuando había un juego, pero esa mañana de junio la bruja se había forzado a recorrer todo el camino entre el enorme castillo y el verde campo de quidditch.

Era, oficialmente, el último juego de la temporada y, para fortuna o infortunio, de los estudiantes, para cerrar la temporada se enfrentaban los dos rivales más arraigados, aquellos que se repelían incluso en los pasillos del interior del colegio, los que lograban que todas las gradas se llenaran hasta el tope y que todos los estudiantes se unieran en vítores o abucheos. Esa cálida mañana de junio se enfrentaban entre sí Gryffindor y Slytherin por la copa.

La bruja jamás había disfrutado particularmente del quidditch, en gran parte porque no entendía los fundamentos del juego, sin embargo, al estar instalada en las filas de serpientes que entre gritos alentaban a su casa, no le fue difícil adaptarse, sintiendo la necesidad repentina de ovacionar las jugadas y elevar las manos al cielo con cada punto marcado, convirtiéndose así  en una alentadora más de los jugadores en el aire.

Sus gritos eran lo suficientemente estridentes para llamar la atención de un par de cabelleras azabaches que, con una sonrisa, observaron a la única serpiente que no vestía de verde, aquella que en su espalda portaba el apellido de Black a manera de apoyo. Ninguno de los hermanos estaba completamente seguro de a cuál de los dos estaba apoyando realmente.

James lideraba al equipo escarlata, era, sin duda alguna, el mejor capitán de quidditch que Hogwarts hubiese visto en mucho tiempo. El resto de su casa temía quién quedaría en su lugar luego de su partida, pues quien fuera que se convirtiese en su sucesor, tendría unos zapatos muy grandes que llenar. 

El miope recorría toda la cancha a una velocidad frenética acertando tiros en los enormes aros dorados y asistiendo a sus compañeros de equipo. Sirius, a su lado, se encargaba de protegerlo de cualquier bludger que fuese lanzada en su dirección. Juntos, James y Sirius, conformaban el dúo más dinámico de ataque y, también, el más temido. No había nada que hacer para el equipo rival, que, a pesar de ser increíblemente bueno, no era superior que el equipo de los leones.

El juego terminó cuando Regulus Black, el hábil buscador de la escuadra verde, atrapó la snitch dorada, sin embargo, a pesar de su hazaña, el equipo de los leones terminó coronándose como los ganadores de la copa, por una vaga diferencia de diez puntos sobre la casa de las serpientes.

Los gritos del campo de quidditch casi podían escucharse hasta Hogsmeade, pues el triunfo de los leones había unido a tres de las cuatro casas en vítores y cantos de celebración.

En el centro del campo se encontraba James Potter, su rostro era la descripción de la euforia y la felicidad, sujetando por encima de su cabeza la plateada copa que los reconocía como campeones. La bruja recordó esa tarde de detención donde habían sido obligados a limpiar la sala de trofeos, el momento en el que un serio James Potter había prometido formar parte de esa habitación, inmortalizando en ella por siempre el vivo recuerdo de sus años en la escuela. Aylin siempre recordaría a James Potter como el mejor capitán de quidditch que jamás hubiese conocido.

Los gritos del mago podían escucharse hasta la grada en la que Aylin se encontraba. A diferencia del resto de sus compañeros, ella no se había apresurado a huir de su lugar una vez que había finalizado el juego, sino que se había mantenido quieta en su asiento, observando con atención el festejo de los leones, sintiendo cómo dentro de ella la felicidad por ellos crecía. Ni siquiera se molestó en ocultar la sonrisa que se apareció en su rostro al observar como Sirius, con ayuda del resto de su equipo, se encargaban de levantar a James por encima de sus hombros.