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El grito de Aylin quedó atrapado entre los dedos sobre sus labios. 

Forcejeó contra el agarre de su captor tratando de zafarse, pero la superaba en fuerza y altura. 

No otra vez, no otra vez, no otra vez. 

Se concentró en golpear con su codo el costado del cuerpo pegado a ella, tratando de ignorar el latido desenfrenado de su corazón retumbando en sus oídos. 

Sonrió levemente, victoriosa ante el gemido sofocado de su captor al haber hecho contacto su codo. 

—Shh —susurró, su tersa voz acariciando su oído, resbalando por su cuello—. Tranquila.— La acercó aún más hacia él, su pulgar trazando círculos pequeños en su cintura. Esa voz, podría reconocerla en cualquier lugar. 

Le permitió recargarla en él, sintiendo el latir de su corazón retumbando ahí donde sus cuerpos se tocaban. 

La voz de Evan llamándola en el pasillo llamó su atención. 

Sin saber muy bien porqué se quedó aún más quieta, observando al mago en silencio llamarla un par de veces más hasta darse por vencido. Un tinte de culpa coloreó sus mejillas al verlo partir desilucionado. 

En cuando no hubo nadie más presente, la bruja se dio media vuelta hasta quedar frente a frente con su captor.

—¿Qué demonios, Sirius? 

—Hey, con cuidado —advirtió el azabache—, esta cosa no es tan larga como para cubrirnos si te mueves tanto. —Reacomodó la tela que los cubría a ambos, ignorando la mirada de la bruja.  Aylin ni siquiera había sido consciente de dicha tela sobre ellos, pero en cuanto la miró con mayor atención se dio cuenta de lo que era, la capa de invisibilidad de James Potter.

La bruja estaba por replicar algo más cuando unos nuevos pasos irrumpieron en el lugar. Sirius, acostumbrado a andar por los pasillos como un ente invisible, reaccionó antes de que la pareja que cruzaba por el pasillo chocara con ellos, colocando nuevamente su mano sobre los labios de la rubia, levantándola por la cintura con su mano libre para arrastrarla con él hasta la orilla del corredor.

Alecto Carrow y Walden Macnair entraron en su campo de visión, brazos y piernas entrelazadas.

 Danzaron juntos por el pasillo, boca con boca, pecho con pecho, hasta que el mago terminó azotando a la bruja en la pared del corredor y ella enroscó sus piernas alrededor de la cintura de él. 

Aylin se obligó a desviar sus ojos, agradecida infinitamente por la oscuridad del pasillo, pues de otra manera Sirius hubiese sido testigo del increíble sonrojo que decoraba sus mejillas. 

Sintió el pecho de Sirius retumbar en su espalda, llamando su atención. Giró hacia él, notando que morbosamente seguía observando la escena con una sonrisa sardónica en la cara, una pequeña risa silenciosa escapó de entre sus labios. 

Aylin golpeó su pecho. 

¿En serio?, reprochó ella. 

¿Qué?, respondió la mirada de él, cargada de finjida inocencia. La burla reflejándose en sus pupilas. 

¡Basta! 

Sirius sonrió con malicia caminando hacia una de las armaduras en el pasillo, obligándola a avanzar con él. 

—¿Qué estás haciendo? —se atrevió a preguntar entre susurros. 

Él le sonrió, con una sonrisa que solo significaba una cosa: problemas. 

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Where stories live. Discover now