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Se veía igual a ella, no solo por su apariencia cambiada, sino por su forma de hablar, su forma de caminar y conducirse, por la manera en la que veía a todos los demás por encima del hombro, como si su existencia no fuera nada más que un evento desafortunado en la vida.

Se veía tan igual a Bellatrix Lestrange que incluso Sirius, por el más breve de los momentos, dudó. Luego, sintió su mano escurriéndose hasta la de él, ahí en donde las sombras los ocultaban lo suficiente, sujetándola tímidamente, como un secreto. Presionó sus dedos entrelazados y, juntos, caminaron hasta su destino.

Gringotts los recibía con las puertas cerradas.


Horas antes 

Luego del incidente en la casa Black, Aylin no había podido quitarse las miradas de encima.

Sabía que no confiaban en ella, tal vez nunca lo habían hecho, pero el escepticismo en sus ojos luego de narrarles su temible encuentro con los hermanos Black al reclamar su legítima casa, había crecido.

Tal vez ninguno tuviera prueba, tal vez ninguno se atreviera a juzgarla en voz alta, pero sus miradas punzantes y venenosas eran evidencia más que suficiente.

Aylin sabía que era cuestión de tiempo para que se abalanzaran sobre ella.

···

Los ojos de Narcisa Malfoy estaban fijos en la bruja rubia frente a ella. Ambas leían, o al menos fingían hacerlo, cada una demasiado consciente de la otra como para concentrarse en leer. Había algo en la fría mirada de Narcisa que ponía nerviosa a Aylin, a pesar de eso, no se dejó intimidar y, harta de su constante observación, elevó su rostro del libro, encarándola.

–¿Puedo ayudarte en algo, Narcisa?

La mencionada ni siquiera se inmutó ante la firmeza de sus palabras. Su cabeza estaba enredada entre sus propias preocupaciones, ahogada entre los gritos de un debate interno que amenazaba con dividirla por la mitad. Responsabilidad y deseo, honor y lógica, una combatiendo contra la otra, pues la idea que hacía eco en su cabeza era peligrosa, más peligrosa de lo que a ella le hubiese gustado, pues la involucraba más de lo que consideraba prudente, pero, estaba convencida de que esa era la única manera de conseguir lo que quería.

Despegó sus ojos del rostro de la rubia por primera vez, atreviéndose a divisar la habitación, confirmando que no hubiese nadie más en la sala, a pesar de saber que no había nadie más en casa, tal vez como una medida de seguridad y precaución, tal vez por querer retrasar lo que había decidido hacer.

Regresó a la mirada interrogante de Aylin, que parecía levemente intrigada por su comportamiento.

Narcisa lo pensó una vez más, muy consciente de que una vez que cruzara la línea, no habría vuelta atrás, no habría redención y entonces dijo:

–En la bóveda de mi hermana.

Aylin le regaló una mueca de incomprensión.

–¿Se supone que entienda de qué me estás hablando?

–Hay otro, en la bóveda de mi hermana. Otro de los que están buscando –susurró.

La rubia enfurruñó su rostro un poco más, Narcisa casi podía sentir la velocidad de sus pensamientos, luego, sus ojos se achinaron con sospecha, ambas manos tensas lo suficientemente cerca de su varita como para usarla en cualquier momento de ser necesario. Narcisa se obligó a no dudar de sus suposiciones, pues, a pesar de haber divisado en Aylin el mismo brillo que había visto en el menor de sus primos, no podía acusarla de nada. Rogó por tener razón y no haberse expuesto frente a ella, fingiendo una seguridad que no sentía.

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Where stories live. Discover now