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Sirius estaba teniendo severos problemas para mantenerse quieto en su sitio.

Las horas de silencio en la enfermería no le habían ayudado mucho para evitar pensar en el cuerpo inerte de Regulus en el suelo, desangrándose.

En que el que podría haber sido el asesino de su hermano, dormía plácidamente frente a él. Y él le llamaba amigo.

Su amigo podría haber asesinado a su hermano.

En el mundo de los buenos, ¿le habrían aplaudido?

Un toque en su hombro lo arrastró de nuevo a la habitación de paredes blancas y techos elevados, sobresaltándole.

—¿Té? —Remus le tendió una taza que Sirius tomó con dedos temblorosos.

El frío de la noche anterior parecía no terminar de abandonarlo.

Del otro lado de la habitación, Lily y James hablaban entre susurros. Sirius no se había atrevido a cruzar ni media palabra con ninguno, temía lo que podía encontrar en sus ojos.

Remus, ahora sentado junto a él, suspiró recargándose en el respaldo de su silla.

—Lo entenderán —dijo, mirando hacia donde Sirius observaba a la pareja.

¿Lo harían?

¿Entenderían a su hermano, por escoger lo que había escogido?

¿A Aylin, por haber actuado como lo había hecho?

¿Lo entenderían a él por, a pesar de todo y cualquier cosa, estar dispuesto a defenderlos?, ¿o la comprensión alcanzaría solo para el pequeño y frágil Peter, de quien sus manos estaban tan manchadas de sangre como el que más?

Si fuera así, ¿sería su culpa?

Del otro lado de la enfermería, James estaba abrazando a Lily, sus pequeños sozollos llegaban hasta los oídos afilados de Sirius. Sabía que si había alguien que pudiera entender lo que sentía era Lily Evans, pues la imagen de Severus Snape lanzando esa maldición seguía demasiado fresca en las memorias de todos.

Los minutos se llevaron las lágrimas y finalmente Lily se despidió tímidamente de ellos, huyendo por la puerta sin regresar.

—¿Está bien? —preguntó Remus en cuanto James volvió a acercarse a ellos.

James se encogió de hombros, sentándose entre ambos.

Sirius retuvo la necesidad repentina de disculparse por las lágrimas de la pelirroja, por la situación, por estar ahí sentados en la enfermería, como si eso pudiese arreglarlo todo.

Como si él pudiera arreglarlo todo.

—¿Regulus? —le preguntó James.

Sirius se encogió de hombros.

Esa misma pregunta le había estado carcomiendo las entrañas desde que habían huído del bosque la noche anterior y le había tomado cada gramo de su fuerza de voluntad el no ir y tirar la puerta de la sala común de Slytherin para encontrar a su hermano.

Sabía que estaba, tenía que estar bien. Aylin nunca hubiera permitido que Peter viviera si no fuera así...

Aylin...ni siquiera quería abrir esa puerta.

—Va a estar bien, Sirius —lo consoló James en un susurro—. Todo va a estar bien.

Sus manos apretaron con tanta fuerza la taza, que Sirius temió romperla.

Bien, había dicho. Todo va a estar bien, pero, ¿cómo podría estarlo? Era su labor cuidar a Regulus, su responsabilidad. Suya. ¿Y a dónde los había llevado eso?

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Where stories live. Discover now