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Aylin jamás había arrastrado un cadáver con ella.

Pero, mientras corría con el cuerpo casi inerte de Regulus Black colgando desde sus hombros, le pareció que así debía de sentirse.

Las cosas no debían de haber salido así.

La lágrimas casi nublaban su visión por completo mientras, con trabajos, se alejaba calle abajo del bullicio que habían dejado atrás. Los gritos de Regulus aún inundaban su cabeza.

No otra vez. No otra vez. No otra vez.

Por favor...

Sentía un líquido caliente escurriendo por su hombro hasta llegar a su mano, en el suelo, gotas escarlatas entintaban la blanca nieve de un rojo carmesí. Sangre. Fluyendo a borbotones indiscretos, augurando el único final destinado para todos. La muerte.

Por favor. No te vayas.

Poco importaba ya si alguien más la veía escabulléndose del brazo de un traidor, si las tinieblas no eran suficientes para ocultarla, si se descubría su verdadera naturaleza. Poco importaba ya, si él moría.

Aceleró el paso, ignorando su propio dolor, que con cada segundo que pasaba se hacía más presente, solo había un lugar en el que él podría estar seguro, en el que podría confiar que se mantuviera con vida. En el que el mejor escenario de su futuro no fuese la muerte.

No se giró ni una sola vez, ni aún cuando los gritos de lucha se intensificaron, ni aún cuando sabía que huir podría significar el perderlo todo, incluso su vida. No se giró ni una solo vez porque no había nada allá atrás que pudiese salvarlo, nadie en quien pudiese confiar.

Llegó al final de la calle, temblando. Rogó al cielo y todas sus estrellas que tuviera la fuerza suficiente para desaparecer, para salvarlo. 

Las estrellas escucharon sus plegarias.

Indiscretas gotas color carmesí fueron todo el rastro que quedó de su presencia en la desolada calle.

···

Sirius sabía que algo estaba mal.

Lo supo desde que el apresurado patronus se había hecho presente en la casa. Desde que había sido obligado a quedarse atrás, junto a los Potter, en su hogar.

Recorrió la sala de extremo a extremo unos cientos de veces, tratando de detener la repetición frenética de su voz en su cabeza. Había sonado asustada, aterrada, de hecho. Aylin jamás se oía así.

El silencio era espeluznante. La incertidumbre era aún peor. Sirius tenía un mal presentimiento y un entumecimiento permanente en su brazo derecho. Algo sobre su pecho quemaba.

No lo soportaba más, necesitaba salir de ahí, encontrarse con el resto, ayudar. Necesitaba hacer algo.

Podía sentir la mirada de James fija en él, listo para abalanzarse sobre él si tan solo la idea de marcharse le pasaba por la cabeza.

Y entonces, el sonido de una aparición rompió el silencio de la calle.

Sirius sintió su alma caerse al suelo en cuanto distinguió la escena del otro lado de la ventana.

Salió corriendo al exterior de la casa.

···

Aylin sabía que no podría sostenerlo mucho más, podía sentir sus piernas temblar con fuerza debajo de ella, listas para doblarse en cualquier momento.

No había ni una luz encendida en la casa que deseaba que esperase su regreso. Ni una sola luz que señalara la esperanza que ella tanto necesitaba en ese momento.

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora