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De lo primero que Regulus fue consciente al aparecer, fue de los gritos de Sirius retumbando en el pasillo.

La escena frente a sus ojos aprisionó su corazón en garras de acero que amenazaban con desgarrarlo.

De pronto, Regulus volvía a tener cinco años, observando con horror desde la seguridad de las sombras a su hermano mayor retorcerse de dolor en el suelo a la merced de su madre, la cual gritaba con furia su nombre riendo ante sus alaridos. Regulus volvía a ser ese pequeño niño asustadizo que no se había atrevido a salir de entre las tinieblas a ayudarlo, ahogando el sonido de su llanto en su mano, cerrando los ojos a lo que no quería ver, deseando que tal vez así, los gritos desaparecieran.

Pero Regulus ya no era un niño y estaba cansado de esconderse.

Salió de entre las sombras como no lo había hecho todas esas veces antes, dispuesto a, por una vez en su vida, ser él el que hiciera el frente por su hermano mayor.

—Bellatrix —dijo, enmascarando su tono en el frío de la determinación—. Deja a mi hermano en paz.

La bruja giró su rostro hacia él al escuchar su voz y en cuanto su mirada lo reconoció, le sonrió jocosamente.

—Pero si es el pequeño Regulus Black —exclamó melodiosamente—, ¿vienes a observar en primera fila? Por lo que sé, eres muy bueno en eso.

—No voy a pedírtelo de nuevo, Bellatrix. Aléjate de él de una buena vez o te arrepentirás.

—Reggie... —Sirius jadeó desde el suelo.

—¿Me arrepentiré? —se mofó—, y exactamente, ¿qué planeas hacer para que eso suceda?

—Voy a matarte.

La bruja estalló en una carcajada limpia, acercándose hasta él.

—Uh, qué miedo, el pequeño cobarde de Regulus Black ha venido a acabar con mi vida —se burló, riendo con más fuerza—. Como si fueras capaz de siquiera mantenerme la mirada. No eres nadie, Regulus. No eres nada, nada más que un asqueroso cobarde dispuesto a correr a las faldas de tu hermano. Lástima que esta vez—susurró en su oído—, él ya no estará para protegerte.

—¡No la escuches, Reggie! —chilló Sirius desde el suelo.

Un nuevo quejido abandonó sus labios cuando la bruja volvió a girarse hacia él, hiriéndolo.

Durante años, Regulus Black había vivido intimidado por su prima mayor. Aterrorizado por su risa, por sus palabras, por la vileza con la que solía herirlo. Durante todo ese tiempo, Sirius siempre había estado a su lado para hacerle frente por él.

Regulus miró a su hermano temblando con fuerza en el suelo, sangre escurriendo desde una de sus cejas, sus ojos luchando por mantenerse abiertos. Miró a su hermano herido en el suelo, el cual, a pesar de su propio dolor, aún trataba de levantarse, dispuesto a defenderlo como siempre lo había hecho.

Durante años, Regulus Black había tenido miedo de ella. Durante años, le había permitido a Sirius Black luchar su propias batallas, enfrentar sus miedos.

Ya no más.

—No eres un asesino, Regulus Black. No eres nada más que un cobarde.

Elevó su mirada del suelo, conectándola con la de su prima. Por primera vez en años, no sintió la necesidad de esconderse y con un descaro poco característico de él, le sonrió maliciosamente.

—Eso ya lo veremos.

Notó el semblante de su prima cambiar y, por primera vez en años, no era él el que tenía miedo.

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Where stories live. Discover now