· 35 ·

242 16 6
                                    


Con las prácticas de quidditch, estudiar para los exámenes, pasar tiempo con Aylin y acompañar a su amigo licántropo en las noches de luna llena, Sirius Black apenas tenía suficiente tiempo para solamente estar con sus amigos. Afortunadamente, esa tarde fue la excepción.

La bruja rubia con la que usualmente quedaba por las tardes para pasar el tiempo le había cancelado ese día, dejando a un azabache con mucho tiempo para perder, pues el mago no estaba dispuesto a pasar ni un minuto más estudiando luego de que James y su novia lo hubiesen arrastrado durante horas esa mañana para estudiar Pociones, sobra decir que Sirius ni siquiera necesitaba abrir el libro, sabía todo lo que la bruja pelirroja preguntaba.

Para fortuna del mago, que comenzaba a aburrirse y sentirse solo, al entrar en su habitación se encontró con sus tres amigos. Le pareció extraño encontrarse a los tres ahí, pues James solía pasar las tardes con Lily, Remus a esas alturas del ciclo prácticamente vivía en la biblioteca y Peter...bueno, en realidad ninguno estaba muy seguro de qué hacía Peter por las tardes esos días.

–Lunático, ¿aún tienes ranas de chocolate?

–Por milésima ocasión, no James, no tengo y el hecho de que preguntes cada cinco minutos no va a hacer que de pronto aparezca una.

Sirius chifló llamando la atención de todos.

–Ya estamos en esos días del mes de nuevo, eh –comentó burlonamente al notar el humor del licántropo.

–¡Canuto!, qué amable de tu parte acompañarnos, empezábamos a creer que tal vez sería buena idea cambiar tu uniforme a verde y plata y mover tu cama a la Sala de los Menesteres –dijo James con un puchero decorando su rostro, lo suficientemente pronunciado como para sacarle una leve sonrisa hasta el castaño de las cicatrices que parecía solo querer lanzársele encima a alguien.

–Cielo, no hay nada de lo que tengas que preocuparte, no tengo ojos para nadie más que para ti, bebé –replicó el azabache, siguiéndole el juego a su hermano de corazón.

–¿Lo prometes?

–Solo si tu prometes que ninguna pelirroja va reemplazarme en tu vida.

–Nah, Lily solo es el amor de mi vida, tú eres la razón de mi existencia.

–Aw, Cornamenta –exclamó el azabache, antes de correr hasta el miope y lanzársele encima en la cama.

–¡Dios!, basta ya, antes de que Pete y yo tengamos que abandonar la habitación –sentenció el larguirucho, lanzándole un cojín a sus amigos que parecían dispuestos a seguir con el juego hasta que uno de los dos se rindiera primero.

El par en la cama rompieron en risas, lanzando de regreso el cojín al licántropo que parecía dispuesto a seguir con su lectura.

–¡Oh no acabas de hacer eso, James Fleamont Potter! –replicó el castaño, tomando el cojín que Peter a su lado le ofrecía.

Sirius y James compartieron una mirada, tomando un cojín cada uno, sabiendo qué tan mala idea era irritar a su amigo en esos días previos a la luna llena, pero dispuestos a arriesgarse si eso significaba mantener la sonrisa que se le había dibujado a su larguirucho amigo en el rostro.

Cinco minutos y dos cojines, eso fue todo lo que necesitó Remus Lupin para vencer a los dos jugadores de quidditch más virtuosos de su casa hasta que ambos terminaron rendidos rogando por piedad.

Remus, satisfecho consigo mismo, los golpeó a ambos una última vez, solo para después lanzar los cojines lejos y recostarse en su cama, esa pequeña lucha lo había dejado exhausto. Pronto, sus dos amigos terminaron uniéndosele.

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora