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No se suponía que las cosas pasaran de esa manera.

No se suponía que alguien muriera.

***

Regulus tenía miedo. Miedo de hacer algo incorrecto, miedo de no hacerlo.

Había un plan, claro que lo había, un plan tan precisamente detallado, tan meticulosamente diseñado que era imposible que las cosas salieran mal, o al menos eso se suponía.

El menor de la casa Black corría detrás de una de sus primas. Corría tratando de mantener su respiración uniforme y no pararse ni un segundo a observar el espectáculo que había quedado detrás de ellos, preguntándose en silencio cómo habían llegado hasta eso.

Cuando los mortífagos habían llegado al pequeño barrio muggle que planeaban destruir, la oscuridad reinaba ante la desaparición de la luna en el cielo. Regulus tenía un papel que desempeñar, para ambos bandos.

Luego de haber sido obligado por su prima mayor a ser parte de la planeación de la siguiente misión, Regulus había decidido aprovechar la oportunidad al máximo y entre él, Aylin y el resto de los miembros principales de La Orden, habían diseñado un plan para sabotear la misión mortífaga.

La Orden emboscaría a los seguidores del mago tenebroso, tomándolos por sorpresa y superándolos por número, aprisionando a todos los que pudiesen llevar, protegiendo el pequeño pueblo y a sus habitantes de los males que acechaban en la oscuridad. Sería algo de entrada por salida, una misión apenas peligrosa o desafiante. "Sería" siendo la palabra clave de la oración.

Regulus había llegado con el primer grupo de mortífagos, apenas atreviéndose a incendiar algunas bardas o autos estacionados en la calle, imitando lo mejor que podía las risas histéricas de satisfacción que inundaban el ambiente. Los gritos no tardaron en llegar.

La segunda horda se apareció poco después, rodeando el otro flanco del pueblo, destruyendo puertas y ventanas a su paso. El fuego comenzó a expandirse rápidamente.

Regulus sabía que no faltaba mucho más para que su hermano y el resto de La Orden se aparecieran, en cuanto eso pasara, el acto tendría que comenzar. Él había sido seleccionado por los mortífagos para ser parte de esa misión (en gran medida por la insistencia de su prima mayor), tenía que encargarse de cubrir uno de los callejones y mantener la guardia, asegurándose de que nadie entrara o saliera del cercado territorio y, en caso de que alguien se apareciera, él se encargaría de dar alarma, no era un trabajo principal, probablemente ni siquiera esperaban que fuese un trabajo importante, ninguno de los mortífagos creía que en esa operación algo pudiera salir mal, ninguno creía que habría necesidad de dar alarma, sino que era un trabajo para justificar su presencia allí. En otra vida, probablemente a Regulus le hubiese molestado que sus habilidades fuesen desperdiciadas en ser solamente el que monta la guardia, sin embargo, en ese momento, el mago no podía ser más feliz por su papel. Haría las cosas mucho más sencillas para él.

Contó del uno al doscientos en su mente, tratando de adivinar el momento preciso en el que los de La Orden aparecerían, una vez que ellos llegaran, Regulus tendría que dar alarma y luchar con alguno, preferentemente salir herido en el proceso, haciendo las cosas más creíbles. Justo cuando el mago comenzaba a impacientarse, el sonido de las primeras apariciones en el callejón lo hicieron sobresaltarse.

Frente a él, Alastor Moody lo observaba con cara de pocos amigos, si Regulus no hubiese estado trabajando para su bando, probablemente se hubiese sentido terriblemente intimidado, pues, incluso trabajando para ese bando, no pudo evitar sentirse pequeño y amenazado por la mera presencia del experimentado auror.

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Where stories live. Discover now