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El Magicongreso Único de la Sociedad Americana, mejor conocido como MACUSA, estaba cerca del colapso interno cuando las noticias sobre el dominio de los Mortífagos sobre el Ministerio de Magia volaron hasta allá. No podían permitir eso, no podían quedarse con los brazos cruzados mientras la sociedad por la que habían peleado por mantener poco a poco se desmoronaba frente a sus ojos, necesitaban asegurar la supervivencia del ministerio, necesitaban saber con seguridad qué era lo que estaba realmente sucediendo y lo necesitaban ya.

No se atrevieron a esperar ni siquiera una noche más.

Cuando alguien tocó a la puerta, Remus Lupin no sabía si debía pretender que no había nadie en casa, entrar en pánico y convocar al resto de los habitantes de la casa a la sala o abrir como la persona normal que se suponía que era.

Optó por abrir la puerta.

Ni siquiera el leve sentimiento de pánico que lo invadió o la sensación fría de su varita fuertemente sujetada entre sus ropas, podían haberlo preparado para lo que encontró detrás de esta.

Los ojos más grandes que jamás hubiese visto lo observaron de regreso, sonriendo tímidamente. No había varita en el aire, aún así, Remus Lupin jamás se había sentido tan desarmado como en ese momento.

–Ho-Hola –la desconocida se aclaró la garganta, obligándose a mirar al castaño en la puerta– ¿Este es el cuartel general de La Orden del Fénix?

A Remus le tomó un momento salir del trance en el que se había sumergido al escuchar la tersa voz de la chica y, a pesar de sentirse completamente embelesado, no pudo evitar la mirada de desconfianza que surcó su rostro.

–¿Quién pregunta?

–Oh –exclamó la chica de rizada cabellera, como si se hubiese olvidado de algo que parecía ser importante–, ¿dónde están mis modales? Mi nombre es Cyra Hendrix, enviada oficial de MACUSA –se presentó, ofreciendo su mano cordialmente–. Y necesito hablar con el líder de La Orden del Fénix.

Remus observó sus ojos oscuros y su pequeña sonrisa, tratando de determinar si, detrás de esos rasgos angelicales, podía encontrar una amiga o enemiga.

Decidió darle el beneficio de la duda.

–Remus Lupin.

Estrecharon sus manos.

***

Remus tenía un don para escuchar a las personas y mantenerse sereno incluso en los momentos críticos, era una lástima que no se pudiera decir eso de todos los miembros de La Orden.

–¿De cuándo acá nuestra maldita dirección es de dominio público? –se quejó James, en cuanto la noticia había llegado a sus oídos.

–¿MACUSA? –intervino Alastor Moody–, ¡JA! ¿De cuándo acá MACUSA ha servido para algo más allá que para estorbar?

–¿Recuerdas el desastre con Grindelwald? O lo del pequeño "incidente" con uno de los hermanos Scamander

–Y como esos "incidentes" podría mencionar muchos más –continuó el auror, señalando al pelirrojo junto a él dándole la razón–. MACUSA no son nada más que un grupo de magos ridículamente retrógradas que creen que por...

–Alastor –interrumpió la serena voz de Albus Dumbledore–, me parece que los más correcto sería escuchar lo que la señorita Hendrix tiene para decir.

Automáticamente, todas las miradas se giraron a la desconocida que jugueteaba con las mangas de un abrigo colgado en el perchero de la entrada. Al sentir todas las miradas sobre ella, terminó tirando el abrigo por accidente, agachándose para levantarlo inmediatamente, atorándose entre las varitas del perchero con el movimiento, tirando el mueble y el resto de los abrigos al suelo, golpeándose la cabeza en el proceso.

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora