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Sirius había estado en el bosque antes, muchas más veces de las que le convenía aceptar, muchas más noches de lo considerado prudente.

Sirius amaba el bosque entintado en la tenue luz de la luna llena.

Aylin había estado en el bosque antes y la vez que había estado ahí estuvo demasiado ocupada tratando de salvar su vida, como para apreciar la belleza de los árboles y los claros.

Aylin extrañaba el color de otro bosque.

Desde la perspectiva de los cuatro magos que se encontraban en los linderos del Bosque Prohibido, caminar estaba sobrevalorado. Ni siquiera Remus se atrevió a reducir el paso, a pesar del dolor de su cuerpo luego de la última y aún reciente transformación de luna llena.

Siguieron el mapa, observando cómo sus propios pasos se dibujaban dentro de este. Atravesaron los primeros árboles sin siquiera detenerse un momento, saltaron por encima de un pequeño riachuelo y siguieron corriendo. No pararon ni siquiera cuando sus pulmones les pedían oxígeno o sus piernas comenzaron a doler, no pararon hasta que la etiqueta de la rubia quedó solo a unos metros de las suyas y se dieron cuenta de que habían entrado en una parte del bosque que ninguno de ellos conocía.

Aylin no los escuchó llegar, no los escuchó correr de manera desenfrenada hasta a ella, no escuchó sus palabras o respiraciones, pues de haberlo hecho, hubiese escapado.

La bruja estaba demasiado sumergida en los gritos de sus propia mente como para percatarse de lo que sucedía a su alrededor. Estaba demasiado concentrada en acariciar las oscuras criaturas de belleza mortífera a su alrededor como para prestar atención a algo fuera de los ojos negros que la miraban silenciosamente.

Aylin estaba demasiado enterrada en los recuerdos como para vivir en el momento.

Sirius la trajo de vuelta.

–Winny –escuchó que alguien la llamaba a lo lejos, no se molestó en voltear, pues había solo una persona en el mundo que la llamaba de esa manera. Solo una persona en el mundo que la hacía sentir como se sentía con una simple palabra.

Los cuatro magos observaron a la rubia en silencio, sin atreverse a pronunciar ni una palabra más, pues había algo en la quietud de la rubia que los alteraba aún más que el no haber sabido dónde estaba. Había algo en la manera en la que ella acariciaba el aire que les hacía reconsiderar si tal vez no era sonámbula y todo eso era parte de un sueño. Pero ese no era ningún sueño y al menos uno de los magos lo sabía, pues donde los otros no veían nada más que aire, él contemplaba a la criatura más bizarra que jamás hubiese visto, criaturas a las que solo había visto una vez antes, a las cuales había decido ignorar por su perturbante aspecto, pero estando ahí, en el silencio del bosque con nada más que observar que la negrura de sus cuerpos, le parecía imposible no mirarlos.

Sintió un escalofrío recorrerlo cuando sus ojos azules se encontraron con un par de ojos negros que lo miraban de regreso.

–Winny –Sirius la llamó de nuevo, atreviéndose a avanzar solo unos pasos más, pero sin llegar hasta ella. Su voz estaba cubierta del tono más dulce que cualquiera de los otros presentes hubiesen escuchado jamás–, ¿qué haces aquí tú solita?

–No estoy sola –respondió en un susurro y ni siquiera con el volumen reducido de sus palabras o la brevedad de su enunciado logró ocultar la rotura de su alma.

Tres de los cuatro magos giraron su rostro en todas direcciones, buscando a alguien más en el bosque vacío. Regulus ni siquiera se molestó en desviar su mirada.

–¿Sabías que puedo verlos desde antes? –añadió la bruja, acariciando el aire constantemente, aún dándoles la espalda.– Desde mucho antes.

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Where stories live. Discover now