· 79 ·

137 13 0
                                    


La maldición impactó a unos centímetros de su cara, destruyendo el escritorio que había usado de escudo.

Los tres Merodeadores habían logrado guarecerse detrás de una pila de muebles antes de que uno de los mortífagos los alcanzara con el fuego que era despedido de su varita.

El humo negro comenzaba a elevarse en la habitación, haciendo cada vez más difícil el poder respirar.

—¿Alguna idea para encontrar el–¡bombarda!–horrocrux?

Remus trataba de mantener el fuego a raya antes de que los alcanzara, mientras que James y Sirius se enfrentaban a los tres mortífagos.

—¿Accio?

Sirius negó, expulsando a uno de los mortífagos hacia el otro lado de la habitación, apreciando su rostro detrás de su máscara caída, Barty Crouch Jr.

—¡Expelliarmus! —gritó James, desarmando al otro de los mortífagos—. El accio no funciona con eso.

—¡Cuidado! —exclamó el licántropo, lanzándose sobre sus otros dos amigos justo antes de que una silla calcinada cayera encima de ellos.

Lucius aprovechó la pequeña distracción para atacar, pero Sirius era más ágil que él y logró quitarse de en medio justo antes de que el hechizo impactara en su cara, a pesar de eso, el rayo rozó uno de sus mechones, calcinándolo.

—¡Oh, vas a pagar muy caro por eso, Malfoy!

El rubio largó una carcajada arrogante, protegiéndose sin esfuerzo de la respuesta del azabache.

—¿Es lo mejor que tienes, Black?

Sirius sabía que no debía engancharse, sabía que tenían un horrocrux que encontrar y la espalda de James que proteger, a pesar de eso, en ese momento, lo único que deseaba era eliminar la sonrisa arrogante del mago.

Furioso, se lanzó al ataque.

Poco podía distinguirse más allá de la combinación bizarra de colores profundos atravesando la breve distancia entre los dos magos. Sirius avanzaba con seguridad, apenas dedicándole un segundo de más a su ataque. Lucius, aun con mayor experiencia que él en duelo, no era rival para su capacidad, solo era cuestión de tiempo hasta que el rubio fuera derrotado y ambos lo sabían. Pero Lucius Malfoy era una serpiente y las serpientes, astutas como son, nunca hacen nada sin una razón.

En el otro extremo de la sala, otra figura avanzaba hacia el mago que había quedado desprotegido, demasiado concentrado en combatir al mortífago frente a él como para darse cuenta él o cualquiera de sus dos amigos de su presencia.

Sirius no se dio cuenta de su error hasta que no escuchó el grito que desgarró la atmósfera.

—¡James! —gritó Sirius, atacando al instante. El mortífago salió despedido hacia el otro lado de la habitación, ahí donde las llamas crecían casi hasta el techo.

Lucius soltó una carcajada lobuna que Sirius silenció con su puño, rompiendo su nariz, dejándolo inconsciente en el suelo antes de correr hacia su amigo.

Remus se había ocupado de los otros dos mortífagos, atándolos entre sí cerca de las llamas, inconscientes. Juntos, fueron tras James que aún no había emergido de entre el fuego.

—¡Canuto!

—¡James!

—¡James! —bramó Sirius, atravesando la cortina de fuego.

James Potter trepaba una de las pilas de objetos, pero, para sorpresa de ambos, no trepaba hacia abajo, sino hacia arriba.

—¡Trae tu maldito trasero de regreso al suelo en este momento, James Fleamont Potter! —ordenó Sirius, luchando por el extinguir el fuego a su alrededor.

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Where stories live. Discover now