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NOTA: Dale play hasta los "···" 

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Aylin tenía que recordarse que la siguiente vez que hiciera explotar un techo, el lugar para guarecerse fuese lo suficientemente grande para ella.

Había mal calculado el espacio entre las escaleras donde planeaba ocultarse de la explosión y ahora, un par de vigas del techo aplastaban una de sus piernas, atrapándola ahí. Una de las vigas había logrado perforar parte de su muslo, incluso con magia, dejaría una cicatriz.

A pesar de ver la sangre fluir por todos lados, la bruja no sentía dolor alguno, pues la adrenalina corría por sus venas, protegiéndola. Sus ojos estaban fijos en la entrada de la casa (o lo que había quedado de ella), específicamente, en los escombros abultados en el suelo, temiendo que en cualquier momento una figura emergiera de ellos.

Diez, veinte, treinta segundos, nada. No había sonido o movimiento alguno dentro de la casa. Aylin sabía que no podía ser así de sencillo, sabía que un ridículo techo de madera no era rival para Voldemort en persona, que el mago no podía morir hasta no destruir los otros horrocruxes, a pesar de eso, no pudo evitar que la esperanza creciera dentro de su pecho conforme el tiempo pasaba.

Justo cuando estaba considerando la posibilidad de que el mago había quedado inconsciente, los primeros maderos comenzaron a removerse.

Ella tenía que salir de ahí.

Trató de removerse, pero las maderas sobre su pierna pesaba demasiado. Desesperada, empujó con todas sus fuerzas. La vigas cedieron un poco, una de ellas cayendo sobre el suelo, pero la otra seguía clavada en su muslo.

Las vigas de la entrada volvieron a removerse, esta vez, con mayor convicción.

Mierda, mierda, mierda.

Estaba atrapada entre la madera y el suelo, la única manera de salir era arrancar la madera de su muslo y rogar porque la hemorragia no la dejara inconsciente.

De prisa, trozó una de las puntas de su vestido amarrando el pedazo de tela en la parte superior de su muslo, ignorando el dolor que comenzaba a hacerse presente, afianzó el nudo con fuerza.

Un susurro espeluznante retumbó dentro de la habitación.

–Ay...lin... –Voldemort la estaba llamando.

La bruja tomó la madera en su muslo con ambas manos.

Una mano blanquecina emergió del otro lado de la habitación.

Tiró de la madera.

El grito de dolor desgarró su garganta, atorándose entre sus labios cerrados. Las lágrimas nublaron su vista un momento, pero no se permitió perder ni un segundo. Se arrastró hasta los restos de la pared más cercana y, sosteniéndose de donde pudo, se enderezó, recargando todo su peso en su pierna buena.

Voldemort estaba levantándose a unos metros de ella, por primera vez, se veía frágil. Aylin deseaba poder asesinarlo ahí mismo, atravesar su cuello como había hecho con Avery y reírse ante el sonido de su propia sangre ahogándolo. Deseaba incinerarlo vivo y exponer sus cenizas en un museo como recordatorio de un pasado que nadie desearía revivir. Pero ella sabía que no podía hacer eso.

Lo observó solo unos segundos más, siendo consciente de toda la madera que los rodeaba.

El mago levantó su vista, encontrándose con la de la bruja. Por primera vez, Aylin no sintió miedo al mirarlo.

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora