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Era un día gris, en más de un sentido. No había ni un solo color adornando el cielo y, a pesar de que el sol estaba ahí, oculto entre las nubes, su calor parecía no alcanzarla entre las frías paredes de ese lugar.

Ella debía estar ahí, porque eso era lo que había decidido. Debía guardar silencio cuando todo era quietud, reír entre los gritos ajenos, hablar cuando se le pedía, atacar y defender en su nombre, porque eso era lo que se esperaba de ella.

Era un día frío, a pesar de las fechas veraniegas, y el aire amenazaba constantemente con arrancarla del suelo, llevársela con él por Inglaterra, impidiéndole aterrizar nunca más. Con cada segundo que pasaba, la idea se hacía cada vez más atractiva.

Deseó poder escabullirse por el enorme ventanal desde el cual observaba los sombríos terrenos de la mansión en la que había sido alojada. Deseó poder escurrirse por el delgado espacio entre el cristal y la pared, permitirle al viento juguetear con sus rubios cabellos y llevarla lejos de ahí, en un viaje sin boleto de regreso. Deseó saltar de ahí, a pesar de la distancia que había hasta el piso, a pesar de que no lo lograra, pues esa idea sonaba mejor que la alternativa.

Eliminando cualquier idea que hubiese trepado por su mente, cerró la ventana.

Todo dentro de la mansión Malfoy era lúgubre y sin vida, parecía que los colores habían sido succionados, reemplazados por grises de todos los colores, algunos más claros, otros más oscuros, ninguno del tono que ella añoraba.

Negro, ese era el color de su vestido, resaltando especialmente en la blancura de su pálida piel. Le parecía el color más adecuado para la ocasión, al final, ¿no era el negro el color que se usaba en los funerales?

Había escuchado los gritos y maldiciones de Regulus en la habitación contigua, Aylin estaba segura de que estaba llorando, lo había estado haciendo por días. Deseaba poder ayudarlo, estar ahí, acurrucarlo en su pecho y decirle que todo estaría bien, pero no había tenido el corazón para mentirle de manera tan descarada. Para parecer fuerte frente a él cuando ella misma no había logrado dejar de llorar por las noches hasta caer dormida.

Se miró una vez más al espejo, encontrándose con una oscura figura mirándola de regreso. Solo unas semanas, eso era lo que había transcurrido desde aquella noche en la que su corazón había sido desgarrado, desde su último abrazo, su último beso. Solo unas semanas y sus ojos habían dejado de brillar. 

Aylin no tenía ni idea de cómo sobreviviría sin marchitarse por completo.

Tocaron a su puerta, tan suavemente que por un momento creyó que lo había imaginado y no fue hasta que insistieron que la bruja respondió, permitiéndole la entrada a la persona del otro lado de la puerta.

Unos ojos azules, tenuemente enrojecidos, aparecieron frente a ella de manera silenciosa.

–Solo...venía a ver si ya estabas lista –dijo, su voz rompiendo el opresivo silencio de la habitación.

Ambos sabían que esa no era la razón por la que él estaba ahí. Ninguno de los dijo nada al respecto. Sabían que tanto él como ella necesitaban del otro en ese momento.

Aylin asintió, rehuyendo de su reflejo en el espejo.

–No piensas ir con el cabello así, ¿cierto?

La bruja se miró de nuevo, notando cómo al parecer el viento sí había logrado colarse hasta juguetear con sus mechones, enredándolos entre sí, haciéndolos ver como un desastre.

–Trataba de copiar el estilo de Bellatrix, pero no estoy segura de haber logrado capturar su esencia –bromeó, sabiendo que era el humor lo único que lograría arrastrarlos fuera del pozo en el que se habían sumergido.

Traitors-(Sirius Black) [EDITANDO]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن