Capítulo 76:Celos (842 A.C.)

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842 A.C., Playa en Grecia

(Punto de vista de Medusa)

La reunión salió como esperaba. A Zeus no le importaba que quisiera que me dejaran solo y quería usar todo lo que pudiera para obtener algún tipo de control sobre mí. Fue un poco triste lo inseguro que se sentía como el mero potencial de un rival, no es que me importe. Tuve que decir varias veces que no estoy interesado en su precioso trono o que me importa un carajo lo que haga su súbdito, siempre y cuando no se excedan.

Aunque, el llamado Rey de los Dioses era mucho más astuto de lo que pensaba. Sinceramente, lo imaginé viniendo solo, pisoteando el suelo como un niño petulante y amenazando con derribarme de la faz de la tierra si no me sometía a él.

En cambio, vino con su hermano, Poseidón, y su hija, Atenea. Luego procedió a ofrecerme generosamente un lugar en el Olimpo. Por supuesto, sería bajo supervisión, y tendría que comenzar como un don nadie y ganarme mi camino hasta el consejo, estoy bastante seguro de que no se me permitiría unirme, considerando cuántos de los miembros son niños de Zeus, y los pocos que no lo son están siendo expulsados ​​lentamente.

Poseidón y Atenea sirvieron como respaldo y nada más, como una especie de disuasión en caso de que quisiera atacar a su Rey. No aportaron nada a la conversación, ni siquiera expresaron sus opiniones. Todo lo que hicieron fue quedarse allí y, en el caso de Poseidón, seguir mirándola como si fuera comida. Atenea no parecía gustarle que recibiera el afecto de Poseidón, no es que los entretuviera. Consideré que la indiferencia general del hombre hacia su matrimonio era bastante desagradable, sin mencionar que era más probable que me acostara con su esposa que con él. Afortunadamente para Poseidón, estoy bastante feliz con Hestia, por lo que la virtud de su esposa está bastante segura.

Después de que rechacé la generosa, en su opinión, oferta de Zeus, el hombre salió pisoteado como un niño, tal como lo imaginé. Parece que su personalidad madura y astuta no es muy paciente y después de rechazar la oferta, volvió a ser el niño varón que Hestia me describió. Probablemente estaba de mal humor en su templo dorado, tratando de crear un plan brillante para asesinarme.

El hombre me tenía miedo, ciertamente podía decir eso. Sutilmente se estremecía cada vez que hacía un movimiento repentino; Debió haber escuchado historias sobre el poder de la Atlántida, y tenía razón al tener miedo. Si quisiera, podría matar al hombre con relativa facilidad, no es que no sea tentador con alguien de su personalidad.

Desafortunadamente, lo necesito. Hasta donde yo sé, el Olimpo es el único hogar para todos los sobrevivientes de mi hogar. Si hay otros Atlantes Rebeldes, entonces están muy bien escondidos y no desean ser encontrados. Necesitaba a alguien que se hiciera cargo del Olimpo, y si Zeus perecía, habría una Guerra civil. Los residentes del Olimpo se toman la política demasiado en serio y todo lo que se necesita para que un idiota mate a otro para tener la oportunidad de convertirse en Rey, que siga una masacre que provoque la muerte de lo que quede de mi hogar.

Ese era el problema, el Rey me quería muerto y apoderarse de mi Ciudad, pero no podía tomar represalias sin sufrir graves consecuencias. Tenía un plan aproximado sobre cómo lidiar con esto, pero aún no se habían planeado todos los detalles. Pero tenía tiempo para eso, ahora por otro lado, tenía un problema diferente. Con Zeus saliendo como un niño, me quedé con la presencia de su hermano extremadamente cachondo coqueteando conmigo y la mujer que probablemente estaba encaprichada con él, mirándonos a los dos.

Maldije interiormente cuando lo escuché decir que quería quedarse conmigo después de la reunión, y más aún cuando noté que Atenea se quedaría, probablemente por orden de Zeus para que el dios del mar no provoque un incidente irreversible. No tenía tiempo para estas tonterías.

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