1-Marvel Magic [HP x Marvel]

Capitulo 159:Una Confrontación Sombria

20 de octubre de 1995, Hogwarts (Tierra 2)

(punto de vista de jazmín sayre)

Suspiro de alivio cuando termino mi última clase. Mi revelación del despido de Umbridge y la noticia de mi estadía continua como profesor me había ganado una especie de adoración de héroe por parte de la población estudiantil. No había esperado que Umbridge fuera del agrado de los estudiantes tan rápidamente. Sabía que los profesores la odiaban, incluso Binns, que era más o menos un fantasma delirante, se había presentado en una reunión de personal solo para quejarse del comportamiento de la mujer.

Habiendo lidiado con Umbridge, los estudiantes seguían tratando de hacerme contar lo que sucedió durante la reunión de la junta y cómo logré convertir la situación en la malvada mujer sapo. Era infantil, por otra parte, esto es una escuela. De todos modos, terminé resumiendo lo que sucedió con mi primera clase del día, que resultó ser mi clase de quinto año. Después de eso, miré con enfado a cualquier estudiante que me preguntó al respecto y solo dije que estaba clasificado.

Resulta que los adolescentes son muy persistentes, lo que explica lo cansado que me siento actualmente. Aún así, no había terminado de erizar las plumas hoy. Todavía tenía un último movimiento por hacer.

Me teletransporto al número 12 de Grimmauld Place, el supuesto cuartel general secreto de la Orden del Fénix. Se suponía que estaba bajo un hechizo de Fidelius, por lo que no debería haber sido capaz de verlo. Pero confiar demasiado en el encanto es una receta para el desastre, como los Potter probablemente ya han aprendido, era posible que el guardián del secreto no fuera confiable o que fuera engañado para que revelara el secreto.

El encanto, en sí mismo, es simple y complejo al mismo tiempo. La premisa en sí es sencilla, al sellar una ubicación o un secreto dentro de un alma, nadie debería poder saberlo. Provoca un cambio en la realidad donde el secreto existe solo cuando alguien sabe que existe.

Sin embargo, esto tiene un precio. Como les dije a mis alumnos, la magia funciona usando un intercambio equivalente y el poder de cambiar permanentemente la realidad, excepto para unas pocas personas, es extremadamente alto. No es solo la cantidad de magia que se requiere para mantener el hechizo, ya que tiene que estar anclado a una línea ley para que funcione, tiene que haber restricciones.

Por ejemplo, el secreto debe pertenecer al lanzador. En el caso de los Potter, eran dueños de la cabaña, siendo Lily Potter quien lanzó el hechizo. En Grimmauld Place, Sirius Black es quien lanzó el hechizo, Dumbledore probablemente lo ayudó y hizo todo el trabajo preliminar, pero Black debe haber sido el reconocido como el lanzador para que el hechizo funcionara.

No puedes simplemente ir a un lugar vacío y colocar un amuleto de Fidelius y decir que ahora es tuyo. La posesión de una tierra es algo complicado cuando se trata de magia, debes reconocerla, sin duda en tu corazón, y debes asegurarte de que nadie tenga un derecho previo sobre ella.

También existe el requisito de que el guardián del secreto no debe poseer el secreto. Es por eso que Lily no eligió a James como guardián del secreto. Y finalmente, está el hecho de que el lanzador debe confiar implícitamente en el guardián del secreto, lo que, a cambio, hará que el guardián del secreto sea maldecido con la desgracia si lo traiciona. Pettigrew, por lo que yo sabía, vivió su vida como una rata mascota para los niños pobres, y ahora vive como poco más que un esclavo de los mortífagos, y mucho menos del propio Señor Oscuro. Por supuesto, para confiar en alguien, debe asegurarse de que no haya copias de seguridad, trampas ocultas, protecciones adicionales, lo que significa que debe confiar completamente en el encanto de Fidelius.

Aún así, todo esto es muy interesante, pero lo que estoy tratando de transmitir es que no importa cuán poderoso sea el encanto, el guardián del secreto es una responsabilidad y podría ser engañado muy fácilmente. Sería fácil usar una ilusión para engañarlos y revelar el secreto, o incluso ser invisible mientras se pronuncia el secreto.