Capítulo 19. "Good Luck, Bad Luck"

873 79 22
                                    

"Good luck comes I just watch it run and it sure does run out fast. It's either good luck; I'm the last to get it. Bad luck; I'm the first. When it's good, ain't nothing better. When it's bad, ain't nothing worse."

Fue una mala idea. Sam y yo lo sabíamos, pero aún así le hicimos caso. Dean descubrió un caso en una ciudad a la que quería volver, ya que hacía unos 9 años estuvo una semana con una profesora de yoga a la que realmente quería volver a ver. Con el pretexto del caso, le seguimos la corriente, sin embargo cuando llegamos, esa mujer, Lisa Braeden tenía un hijo. Ese hijo, Ben, cumplía 8 años, por lo tanto a Dean le surgieron dudas que Lisa aclaró rápidamente. Ben era hijo de un desliz con un motero poco después del suyo con Dean. Una vez resolvimos el caso y salvamos a los niños, dejamos que Dean se despidiera de Lisa. Evidentemente, Sam y yo estábamos observándoles desde el coche a lo que vimos lo nunca visto; Dean rechazando la oportunidad de pasar la noche con Lisa, algo que tanto deseaba.

Dean no quiso dar explicaciones al respecto, pero yo tenía mi propia teoría. Al igual que conmigo, nos había rechazado porque éramos especiales, o eso me gustaba pensar a mí. Sabía que no éramos una chica cualquiera en un bar, si no alguien a quién era posible querer y hacer daño al mismo tiempo, por eso evitaba hacer lo primero para no provocarnos lo segundo.

Siguiendo su procedimiento natural, en cuánto pudo ahogó sus penas en alcohol y mujeres. Sam y yo nos habíamos quedado en el motel y a pesar de que los chicos tenían una habitación y yo otra, Sam se quedó conmigo, ya que ambos sabíamos que Dean no iba a pasar la noche solo. Eran las dos de la madrugada cuando escuchamos unas risas acercándose a la puerta de al lado, entre ellas pudimos distinguir la de Dean. Sam y yo habíamos empezado a ver Breaking Bad y seguimos viéndola como si nada. Unos minutos más tarde, ignorando los gemidos de la chica y los susurros, escuchamos como cesaban de golpe, entonces la puerta de la habitación se abrió unos segundos más tarde y se cerró de nuevo con un portazo.

La mañana siguiente ya estábamos de camino a un nuevo lugar. Habían llamado al móvil de Dean, preguntándole por un nombre falso que utilizaba su padre, que al parecer tenía un depósito de almacén en el que alguien había acabado de entrar. Aunque el trayecto hasta el depósito no iba a ser fácil. Sam confesó que la chica rubia que nos había salvado de los pecados, apareció de nuevo, le dio su nombre y también le dijo que era un demonio.

-En cuanto te enteraste de que Ruby era un demonio vas a por el agua sagrada, no te quedas a charlar –Dean le dio una lección- ¿Por qué no la mandaste al infierno, Sam?

-Porque dijo que podía ayudarnos –confesó nervioso- Ayudarte con el trato con el demonio.

-¿A ti qué te pasa? –preguntó Dean sorprendido mientras seguía al volante- Está mintiendo. Debiste darte cuenta, ¿verdad? Laura, apóyame en todo esto. Por favor, haz que Sam entre en razón.

-Sam.. –me acerqué a él y apoyé la cabeza cerca de sus hombros para preguntarle amablemente- ¿Qué más te dijo?

-Nada –negó con la cabeza- No estoy hablando de confiar en ella, estoy hablando de utilizarla. Esta chica sabe más de lo que jamás descubriríamos por nuestra cuenta. Es un riesgo, lo sé, pero tenemos que correrlo.

La conversación se silenció. Lo que Sam había confesado nos había dado que pensar. Evidentemente, confiar en un demonio era complicado, ya que normalmente te la jugaban pero sí había la más mínima posibilidad de salvar a Dean, iba a hacerlo ciegamente.

-Tío.. –murmuró Dean mientras subíamos el ascensor del depósito- Típico de papá, él y sus secretos. Pasamos tanto tiempo con él y ni le conocíamos.

-Estamos a punto de aprender algo –Sam levantó la puerta del ascensor cuando llegamos.

Había una trampa para demonios en el suelo, por lo que ya los descartaba como sospechosos para entrar a robar algo, además había sangre en el suelo. Había huellas de dos botas distintas, así que entrar dos personas. Como si eso no fuese suficiente, John había colocado un cable que conectaba con una escopeta, así que si alguien lo accionaba.. el resultado era un disparo. En cuanto empezamos a recorrer el almacén, los chicos encontraron recuerdos que pensaban que estaban perdidos. Sam, un trofeo de futbol y Dean, su primera recortada. Yo seguí avanzando hasta encontrar el candado de una puerta reventado.

Heart of the Darkness [Dean Winchester]Where stories live. Discover now