Heart of the Darkness [Dean Winchester]

Capítulo 4. "Slip Away"

Dark waters cavin' in, you were the light I knew. Don't know how to pretend, 'cause I'm not bulletproof. Please don't slip away, 'cause my heart can't take it. Don't let this be the end. Please don't slip away, 'cause I'll just keep breakin'. Don't let this be the end.

Mi corazón latía con tanta intensidad que corría el riesgo de que se me saliese del pecho, pero no era de alegría, ni mucho menos. Mi mente estaba en otro lado y no se coordinaba con los movimientos de mis manos. Lo último que podía recordar era que estábamos de cacería y que saqué a los dos niños pequeños que el monstruo tenía cautivos. Se sentaron en la parte de atrás del coche y cuando me giré para entrar a ayudar a los hermanos, Sam salió cargando a Dean por un hombro. Mi reacción inmediata fue gritar su nombre y correr hacia ellos. Recuerdo las palabras de Sam. "Dean se ha electrocutado". Sam estaba nervioso y preocupado por su hermano, mientras que yo me llevé las manos a la cabeza pensando en lo grave que era la situación. A pesar sentir que podía perder a su hermano, Sam consiguió pensar con claridad. Él iba a ir al hospital a llevar a Dean y yo dejaría a los niños en sus casas, cuando lo hiciera, iría al hospital. Ahí estaba yo, conduciendo sin ser plenamente consciente de lo que estaba haciendo. No podía sacarme ese miedo de la cabeza. El miedo de no llegar a tiempo.

Una vez estaba sola en el coche, dejé de ser prudente y conduje lo más rápido posible. Pasando todos los límites de velocidad y colándome por delante de todos los coches que se cruzaban en mi camino. ¿Peligroso? Sí. ¿Arrepentida? Para nada. Aparqué en el primer sitio que encontré y salí corriendo pensando en sí había cerrado el coche. En cuanto crucé las puertas del hospital, esa duda se fue de mi mente y entró otra. Encontrar a Sam. No había tiempo que perder hablando, así que siguiendo algunos carteles, le localicé. Sam estaba hablando con un par de policías, pero no me importó interrumpir.

-¡Sam! -grité, a pesar de estar a su lado- ¿Sabes cómo está?

-Perdone -habló uno de los policías- ¿Estaba con ellos cuando sucedió?

-No, como ya le he dicho oficial estábamos mi hermano y yo -Sam respondió por mi- Ella es la pareja de mi hermano.

"Ojalá", pensé. Sam continuó contando una historia de cómo él y Dean estaban dando un paseo y escucharon unos gritos que los llevaron hasta los niños en el sótano. Esa parte era real, así que Sam solo tuvo que obviar la parte del monstruo. Me sorprendió la templanza y seguridad con la que estaba contando la historia. Podía hacérsela creer a cualquiera. En ese momento, me di cuenta de la experiencia que tenía en esto.

-¿Señor Berkovitz? -preguntó el doctor acercándose a Sam, con el alias falso que le había dado previamente- Su hermano está descansando. La electrocución produjo un ataque cardíaco. Uno bastante masivo. Siento decir que su corazón está dañado.

-¿Qué tan dañado? -pregunté sin acabar de asimilar lo que decía.

-Hicimos todo lo que pudimos -respondió el doctor con la misma templanza que Sam- Podemos intentar mantenerlo confortable pero le diagnostico un par de semanas, como mucho tal vez un mes.

-No, no -negó Sam con media sonrisa, negándose a creer la verdad- Tiene que haber algo que puedan hacer.. alguna clase de tratamiento.

-No podemos hacer milagros.

Después de recibir tan chocante noticia, Sam no perdió ni un segundo más y se despidió con la cabeza de doctor. No quería intercambiar más palabras, quería ver a su hermano. Como si regalasen algo, corrió hacia la habitación de Dean a pesar de estar a unos cinco metros de dónde estábamos situados. Evidentemente, le seguí.

Dean estaba medio sentado en la camilla del hospital, tapado con una manta hasta la cintura y la televisión a centímetros de su cara. A pesar de eso, tenía los ojos entreabiertos, lo que significaba que estaba cansado y sin fuerzas. Ni siquiera giró la cabeza para mirar cuando entrábamos en la habitación.