Capítulo 10

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-Bien chicos, espero que tengáis las mismas ganas que yo de acabar con el equipo azul – dijo Cuatro con un puño bien cerrado frente a todos nosotros, que nos encontrábamos en círculo escuchando sus indicaciones.

Tras varios consejos de alguien claramente con experiencia, ambos equipos nos situamos en la línea desdibujada que había en el suelo. Esperamos a que los azules estuvieran preparados mientras una capa de hostilidad, rabia y venganza, se construía a nuestro alrededor.

Cuatro fue hacia Eric para ponerse de acuerdo en algo, antes de que todo se pusiera en marcha. Con un leve asentimiento por su parte volvió a su sitio, con nosotros.

-Venga chicos, dejadme en una buena posición, ¡a por todas! – gritó Cuatro tan alto como pudo para motivarnos.

Gritos procedentes de ambas partes resonaron por todo el espacio, que desde que habíamos llegado, parecía realmente vacío.

El sonido de un disparo, a menos escala, se escuchó, seguido por una luz que alumbró parte del terreno. Todos nos habíamos situado formando una fila bien proporcionada. El primero en nuestro equipo era el chico con el que me había tocado entrenar, Maverick. Una sonrisa demasiado siniestra y mortífera estaba instalada en su cara, cosa que me hizo estremecer. Y me pregunté por una vez, de la forma más sincera que pude, donde me había metido.

Maverick junto a la única ex – abnegada perteneciente al equipo contrario, empezaron a correr como si la vida les fuera en ello. El lugar estaba oscuro por lo que no tardaron demasiado en desaparecer de nuestro campo de visión.

Al poco tiempo volvieron a aparecer por donde se habían marchado, Maverick bastante por delante de Tris, sin ninguna duda. Cuando llegaron, otros salieron en su lugar, yo me encontraba en la posición número cinco de esa larga fila, por lo que tuve tiempo a contemplar a todos mis compañeros al volver, hasta que me tocó a mí.

Salí corriendo como todos habían hecho, cada músculo de mi dolorido cuerpo empezó a sentirse realizado y la adrenalina salió a flote en cada paso. Un camino liso, de asfalto, es lo que podía ver bajo mis pies, cuando la luz se fue desvaneciendo y mis ojos acostumbrándose a la oscuridad, me percaté de que el suelo a dos pasos de donde me encontraba, era un enorme charco de tierra que no permanecía quieta precisamente.

No quise pisarlo por lo que cogí impulso e intenté saltar lo más lejos posible. Los resultados fueron mejores de lo que me esperé, solo una de mis piernas acabó en la tierra y mis brazos se sostenían de una cuerda algo extraña que había encontrado al otro lado, para que no me engullera.

Miré a mi lado preguntándome si la persona del otro equipo que había salido a la misma vez que yo estaría por allí, pero negué con la cabeza intentado concentrarme en lo que debía. Estirando de la cuerda logré que mi pierna saliera de allí y mis pulmones dejaron escapar un gran suspiro de alivio. La cuerda, una vez estuve de pie, empezó a incendiarse, cosa que por unos momentos, antes de percatarme de que si no la soltaba me quemaba, me dio algo de luz para ver lo que seguía, tengo que admitir que lo que vi no me agradó en absoluto.

Solté la cuerda en la tierra movediza que había conseguido sortear y me enfrenté decidida a la siguiente prueba.

Un círculo lleno de brasas. Mi piel empezó a arder, no estaba preparada para esto, no tan pronto. Un gritó me paró antes de coger impulso para saltar.

Me di la vuelta y miré al otro lado. Me fui acercando poco a poco y me percaté de que era un compañero, pero del equipo contrario. Deprisa me agaché allí donde estaban sus manos, él no tuvo tanta suerte y las tierras movedizas se lo habían tragado casi por completo. Cogí sus manos y tiré de ellas, con todas mis fuerzas. Un gruñido de dolor surgió de mi garganta. Respiré profundamente cuando conseguí sacarlo de ese lugar.

Pensé realmente que me lo agradecería en el alma, pero lo que obtuve a continuación no me lo esperaba en ninguna circunstancia. Me empujó y caí al suelo mientras su cuerda se convertía en fuego. Pude ver como saltó las brasas que ocupaban la parte siguiente y furia se instaló en mí. ¿Lo había salvado y él lo único que quería era ganar?

Me levanté tras volver a tirar la cuerda, me situé en mi parte del campo y salté tras coger el mayor impulso que pude. Esta vez ninguna de mis piernas acabó mal.

Lo último que debía lograr antes de volver era saltar, cogerme a una cuerda que había enganchada en alguna parte indescifrable y pasar al otro lado. Debajo solo se apreciaba agua, pero no quería imaginarme que era realmente.

No me lo pensé y salté sin mirar a otro lugar que no fuera el otro lado. Salí ilesa, cosa que agradecí en el alma. Corrí lo más rápido que pude para llegar al inicio de nuevo y que uno de mis compañeros me relevara.

Cuando estaba llegando vi como uno del equipo contrario salía ya y la furia hirvió dentro de mí. Todo mi equipo gritaba y me animaba para que llegara.

Así lo hice y otro salió en mi lugar. Mis manos fueron a parar a mis rodillas y respiré profundamente. Aún me recorría la furia y era algo que no iba a desaparecer tan pronto de cada fibra que formaba mi pequeño cuerpo.

Vi como Cuatro se acercaba a mí.

-¿Qué ha pasado, Altaira? – preguntó con una mano en su barbilla.

Me puse erguida de nuevo, vislumbré al equipo contrario y cuando encontré al chico causante de mi cólera fui hasta él.

Alguien tocó su espalda para decirle que me mirara. Yo no detuve mi paso ni siquiera cuando se giró y me desafió con una sonrisa realmente asquerosa.

Cuando estuve enfrente de él lo cogí del pelo y le tiré de la cabeza para atrás.

-Imbécil – le medio escupí en su oreja.

Su sonrisa se agrandó.

Cuatro apareció detrás de mí y cogió mi mano para que lo soltara, cosa que costó, pues deseaba atizarlo hasta acabar con él. Una parte de mí se preguntó donde había quedado mi parte cordial, la otra le respondió con una risa imparable. No supe en ningún momento por cual decantarme, por lo que seguí el consejo de Cuatro.

Eric se acercó y empezó a dar voces con, al parecer, su mayor enemigo. No escuché más que un gran zumbido a ambos lados de mí. Un fuerte dolor de cabeza me recorrió y mis piernas empezaron a flaquear, pero de algún lugar saqué la fuerza necesaria para mantenerme en pie.

Pasaron unos minutos, eternos para mí, y los últimos llegaron a la meta.

Victoria del equipo azul.

En otro momento hubiera estado demasiado cabreada por nuestra derrota, pero solo deseaba volver a casa. Aunque una voz dentro de mí me recordó que esa casa a la que extrañaba ya no existía. Había desaparecido con mi madre y ahora, con mi elección.

Estás sola – me repetí – Eso era lo que querías, ¿no? Pues ahí lo tienes.


JenGVargas

Un juego que perfectamente podía ser divertido, ¿no? Deja de serlo cuando tu vida depende de él, ¿no es cierto? Altaira en esta historia se enfrenta a la vida, como todos nosotros hacemos día a día. Cada aprendizaje será duro, ¿estará lista para superarlos o quizá sus piernas flaqueen hasta hacerla caer?

Gracias por leer, cada vez somos más y no se que decir más que gracias. Millones de besos para todos, de los de verdad. <3

CAPÍTULO EDITADO

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CAPÍTULO EDITADO

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