Capítulo 67

932 49 4
                                    

Hola queridos divergentes!!!!!!!!

 Ya estoy de nuevo por aquí. Realmente cuando me puse a escribir este capítulo jamás pensé que lo haría tan largo. Pero... salió así. Espero que lo disfrutéis y me comentéis lo que me queréis u ...odiáis, siendo más probable la segunda opción, por supuesto. 

Las amo infinitamente <3



NARRA ERIC

Ya eran demasiados los divergentes fallecidos a manos de la simulación a la que Jeanine los sometía, para abrir esa maldita caja. Había tenido que soportar ver muchas muertes, en vano, y no podía evitar pensar que pasaría si alguna de esas chicas fuera mi pequeña hermana o Altaira. Sabía que, si así era, todo mi papel al lado de Jeanine se terminaría para siempre, pues jamás permitiría que nada les ocurriera si yo podía evitarlo.

Habían pasado apenas unos días desde que Cuatro y Tris escaparon, les seguía el rastro, por supuesto que lo hacía, solo que... a escondidas, como siempre. Debía estar seguro de que se encontraban bien, pues ellos me ayudarían a encontrar a Altaira, estaba seguro de ello. Solo hacía falta algo de tiempo. Por lo que, si algo les ocurría, algo que yo podía evitar, era mi deber llevarlo a cabo.

Los consideraba, a ambos, personas de confianza, ese sentimiento era demasiado extraño en mí, pero como no sentirme así después de lo que habían hecho por mi hermana. Desde que conocí a Cuatro todo en mi vida me ha hecho odiarlo y no ocultar mi reticencia hacia su presencia, pero se había comportado esta vez y eso es algo que siempre le agradecería.

Cuando uno de mis compañeros en el mando me comunicó que había que seguir con la búsqueda de divergentes, con más paciencia que nunca, empecé a ponerme nervioso.

Se encontraban en Verdad y ese era exactamente al lugar, a la facción, que nos habían encomendado asistir.

Entramos en el edificio como si nada, en Osadía nos habían enseñado demasiadas cosas, una de ellas era sin duda hacerse con cualquier espacio a costa de lo que fuera

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Entramos en el edificio como si nada, en Osadía nos habían enseñado demasiadas cosas, una de ellas era sin duda hacerse con cualquier espacio a costa de lo que fuera. En el camino de comprender esa lección dejé muchas vidas atrás, vidas de las que, al acostarme cada noche y despertarme cada mañana, recuerdo con mi mayor respeto.

Nuestra posesión esta vez no es de una forma distinta, solo que en vez de balas son pequeños pero sofisticados inyectores de suero simulador con un transmisor de radio en la punta, que al conectarse con la arteria más importante del portador, consigue vida propia.

Uno de los científicos con más prestigio de Erudición lo había logrado tras pasar demasiadas horas en su formación. Era peligroso, por supuesto que lo era, si alguien intentaba deshacerse de él moría al instante, lo había comprobado demasiadas veces ya.

Treat you betterWhere stories live. Discover now