Capítulo 78

742 44 4
                                    


El agua se encontraba algo más movida a como la recordaba ciertamente. Había días en los que el viento provocaba en ella leves toques sutiles que la hacían propagarse de un lado a otro, pero esos leves impulsos eran el límite de ese lago, en cuestión, en cuanto a movimiento se refiere.

Sin embargo, hoy, las aguas se encontraban diferentes, despiertas, receptivas a su entorno, al viento que ondeaba mi pelo de forma disimulada y receptiva, a la vida loca y descabellada que habitaba ese lago o incluso, la naturaleza que lo rodeaba.

Me encontraba tan malditamente ensimismada cuando todo sucedió...

Siempre, aunque en el más estricto de los secretos, me dedicaba a observar al mundo. En este caso, el mío, por aquel entonces, era Cordialidad. Lo observaba e intentaba maravillarme con lo que veía, obviando la realidad. Intentaba inventar una mejor historia para cada elemento que compone el mundo. Había días que lo lograba, bonitas, incluso, historias de amor, surgían de un simple chico que repartía la comida una vez hecha.

Al cabo de unos segundos de enlazar a ciertas personas con otras, un barrido demasiado eficaz en algunos momentos, se hacía con el poder de todos mis recuerdos de forma casi instantánea, provocando así, en mí, el deber de volver a empezar una nueva.

Esta vez no fue diferente en lo más mínimo. Empecé a sembrar pequeños toques de superficialidad en el gran árbol que se encontraba, de alguna forma, rodeando al lago. Evidentemente no era capaz de completar el círculo, sin embargo, estaba perfecto donde se encontraba.

Sus hojas me recordaban a cada uno de nosotros, algunas se encontraban tan destrozadas y oscuras como muchas de las personas que componían el mundo entero. Sin obviar a los que nos mantenían controlados las veinticuatro horas del día.

Otras estaban tan verdes y vivas como yo me sentía en ese momento, observándolas.

En un lugar tan contaminado por la fría y nada efímera desilusión, pocos eran los que conseguían ser ellos mismos. No dejarse nublar por las carencias que otros creen ver en alguien, que en el fondo no son más que las suyas propias, no es una labor sencilla.

Quizá por el viento o quizá por las ganas de comunicarse entre ellas, no dejaban de moverse. Tanto las oscuras, como las verdes, tanto las vivas como las contaminadas.

- ¿Le pasa algo a ese árbol?

Sonreí, esa fue mi reacción.

Siempre había creído tener un sentido solo como imaginación, por ello no me sorprendió oír su voz. Ya eran muchas las veces que, sentada en esta misma roca, escuchaba cada palabra que pronunciaba, provocando un verdadero escalofrío que me recorría por completo.

Lo cierto es que ni siquiera lo pensé, cuando sin ningún tipo de miedo o siquiera dolor, le contesté.

- Está vivo – dije sin apartar la mirada de sus hojas.

- Buena observación – volvió a contestar su voz.

Quizá la conexión, la chispa o la realidad, tardaron lo suficiente en hacerse hueco en mi cabeza.

Dejé de mirar ese árbol.

Me di la vuelta buscando a esa voz, no dudé en ponerme en pie con mi busca.

Fue ahí, justo en ese momento, cuando me quedé como esa roca en la que tanto me gustaba sentarme.

- Vaya, has tardado...

Sus ojos.

Su voz.

Su sonrisa.

¡Sus ojos!

Tan profundos como el primer día, ese en el que ni siquiera lo conocía, pero se aparecía en mis sueños como una especie de protector que debía enseñarme hacia donde no tenía que dirigirme.

No me importó nada de lo que me dijo, yo era dueña de mis decisiones y aunque al serlo sufrí, no me arrepiento de haberlo hecho. Soñé tantas veces con ser otra Altaira, totalmente diferente a la que era, que se esfumó de mi cabeza recordar que ya era alguien. Alguien lo suficientemente adulta como para pensar en huir. Alguien a quien habían elegido como hija sin siquiera serlo. Alguien que tenía en este preciso instante al ser más perfecto de todos los mundos que pudieran existir, justo delante y no es capaz de dejar de ser una estatua.

- ¿Necesitas que te vuelva a salvar, Altaira?

Su sonrisa hacía unos segundos que había desaparecido, reemplazada por una misteriosa expresión.

Negué.

Lo siguiente que decidí fue subirme a la roca y saltar a sus brazos, no lo pensé demasiado. Incluso mi cabeza hizo ademán de arrepentirse cuando ya me encontraba en el aire, sin embargo, cuando sus brazos me sostuvieron, todo arrepentimiento desapareció y fue reemplazado por pura felicidad.

Como la echaba en falta...

JenGVargas

Lo prometido es deuda, así que... @Lucila_Maldonado,este capítulo te lo dedico. Gracias por estar siempre ahí, ayudándome a seguir. Esta historia es la segunda que consigo acabar, y eso me llena de orgullo. 

Gracias a todos, por estar, por esperar y no olvidar a Altaira y a Eric.

No soy una persona de finales tristes, no podía separar a estas dos bellezas!!! Debían estar juntos.

En nada todo se termina, por que nada dura para siempre...

Que tengáis un feliz domingo para los de fuera y bueno, para los de mi misma zona horaria...ADIÓS DOMINGO :'( 

Miles de besos para todos <3

CAPÍTULO EDITADO

Treat you betterWhere stories live. Discover now