Capítulo 48

1.7K 100 3
                                    


NARRA ERIC

Dos semanas y media tumbada en esa cama. Casi tres malditas semanas sin moverse.

Eran ya demasiadas veces, como para ser consciente, las que había salido en busca de un médico, alguien que me dijera de una vez que le pasaba. Ninguno entendía nada.

Me desesperé de una forma que no pensé hacer más que por mi pequeña hermana, pero el sentimiento con el que miles de veces había fantaseado no lo sentía por mi pequeña en este instante, sino por Altaira, una de mis supuestas alumnas osadas.

Qué ironía, ¿no?

Podía decirle, cuando abriera los ojos, que yo era quien la había devuelto a esta dimensión, pero sería mentirle de una forma demasiado descarada.

El responsable de hacerla despertar había sido Cuatro y creo que nunca jamás me quemó tanto por dentro. Lo mejor de todo fue que solo me importó los primeros diez segundos de que este me obsequiara la idea para que yo la empleara, diez malditos segundos, para aceptar que no me importaba mientras que despertara.

Una mañana, hace ya dos días, había picado a mi puerta. Yo en ese momento me encontraba cambiándole la botella de suero, así que tardé un poco en abrir.

Al verlo, me quedé varado frente a él, sin saber que hacer o qué decir.

- ¿Puedo pasar? – preguntó en un tono lleno de paz.

Asentí, frío y distante.

Se acercó a la cama, tuvo que andar bastantes metros para llegar a ella, pero cuando lo hizo en vez de quedarse mirándola, se giró y me encaró.

- Puedes conseguir que despierte.

En otra ocasión me hubiera reído en su cara, pero no fue el caso, algo que me descolocó bastante a mí mismo.

- ¿Cómo?

Nos sentamos en dos sillas, algo alejados de la cama.

- Ella se perdió durante la simulación, lo que significa que se encuentra en alguna parte de su cerebro, encerrada, sin poder salir.

Asentí, de nuevo, aceptando que continuara.

- Creo que si de alguna manera intentas engancharte a su simulación, podrás encontrarla y hacer que salga de ahí.

Todo cobró sentido en ese entonces.

A los pocos minutos lo eché de la habitación. Había demasiados peligros escondidos en su idea y no sabía si estaba dispuesto a hacer que pasara por ellos.

Dos días después no podía aguantar más. Decidí que si no lo hacía se iba a quedar postrada en esa cama, así que, si salía mal, no iban a cambiar mucho las cosas.

Fue una decisión que tardé dos días en tomar, una en la que una vida estaba en juego, una algo más importante de lo que quería escucharme decir.

Salí de la habitación para juntar todo lo necesario para poder lograr el propósito que Cuatro me había regalado. Cuando lo tuve todo, volví. Intenté no despertar ninguna sospecha en los demás, que no fue demasiado complicado. Era lo suficientemente temprano como para que el lugar estuviera algo transitado.

Al cerrar la puerta respiré profundamente, debía hacerlo, no tenía duda alguna dado este crucial momento.

Hice todo lo que debía, cada paso con toda la tranquilidad del mundo, para que sucediera todo como debía.

Al cerrar mis ojos, un nuevo mundo se abrió de nuevo ante ellos, pocos segundos después.

Al cerrar mis ojos, un nuevo mundo se abrió de nuevo ante ellos, pocos segundos después

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Treat you betterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora