Capítulo 11

3.8K 237 29
                                    


Me encantaría decir que ese momento de debilidad pasó minutos después, pero tampoco quiero decir algo que no acaba de ser del todo cierto. Cuando nuestros dos supuestos ejemplos terminaron de dar voces, llegó la hora de volver a Osadía.

Subimos al tren de la mejor manera que todos y cada uno de nosotros había aprendido en el corto plazo que tuvimos y este nos condujo de nuevo a, al menos, mi infierno particular.

Por ese día ya nos dejaron libres, tocaba dormir y sobretodo descansar, ya que, si el primer día había sido duro, no me quería ni imaginar el segundo.

Algunos de mis compañeros se marcharon, cuando Cuatro y Eric lo hicieron, para celebrar la victoria y otros, para olvidar la derrota. Yo en cambio me marché a la habitación común, la cual se encontraba bastante vacía, y me tumbé en una cama cualquiera, no habían sido asignadas y tampoco creía que nadie la reclamara.

Mis músculos se relajaron levemente en cuanto me estiré. La almohada en la que apoyé la cabeza era muy dura, al igual que el colchón que cubría el poco cuidado somier. Cerré los ojos unos segundos y respiré profundamente.

Estaba aterrada y eso era un hecho innegable.

Cuando todos estuvieron listos, las luces se apagaron y fue entonces cuando intenté recordar a mi padre, a Sam e incluso a mi madre. En otro momento y en otras condiciones habría aceptado que me había equivocado. Mi decisión, lo que yo tanto anhelaba no era lo que esperaba, pero como siempre la voz que habita en mí, la de la razón, me convence a cada segundo que pasa que debo esperar, pues los principios no son sencillos para nadie.


Cuando abrí los ojos por el interrumpido silencio, me percaté de dos cosas: todos se encontraban ya despiertos y había dormido, algo extraño en mí

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Cuando abrí los ojos por el interrumpido silencio, me percaté de dos cosas: todos se encontraban ya despiertos y había dormido, algo extraño en mí. El agotamiento supongo que da sus frutos cuando más lo necesitas.

Me levanté despacio de la cama y estiré mi dolorida espalda, la cual crujió como llevaba tiempo sin hacerlo. Suspiré y me dispuse a cambiarme a una muda limpia, pues las ropas de ayer se encontraban algo...asquerosas e insoportables a mi olfato.

Cuando estuve preparada seguí a mis compañeros hacia el comedor, un gran desayuno nos esperaba y una pequeña punzada en mi interior me hizo recordar el aroma a café de mi padre, pesadez se instaló en todo mi ser.

Desayunamos tan rápido como pudimos, ya que la presencia de Eric y Cuatro de pie frente a nosotros, nos hizo espabilar. Nos levantamos de nuestros respectivos asientos y los seguimos hacia la sala de entrenamiento.

-Bien chicos, espero que hayáis descansado, porque os queda por delante un gran día lleno de heridas, moratones y cansancio puro y duro – dijo Cuatro en un tono de sospecha, pues algunas caras presentes no eran precisamente de haber descansado.

-Comenzaremos con un calentamiento bastante común por aquí. Una hora trotando os proporcionará un gran fondo físico. Yo tengo cosas que hacer por lo que será Cuatro quien os guíe y acompañe esta vez. Mañana me tocará a mí. No os quedéis atrás, no os lo recomiendo, respirad e ignorar el flato – comentó Eric con una gran sonrisa de superioridad en sus labios, algo a lo que ya me estaba comenzando a acostumbrar.

Así como sus palabras habían informado, se marchó rápidamente hacia donde quiera que tuviera que ir. Enfoqué mi mirada en Cuatro que continuaba dando órdenes, de las cuales ni me percaté.

Abrió las puertas y empezamos a correr.

Recorrimos cada centímetro que formaba Osadía, algo que me ayudó a desconcentrarme bastante del asfixiante dolor, que se había instalado en los primeros minutos, en mi costado derecho. Cuando ya estábamos a punto de completar la hora, fuimos por un terreno rocoso, que bien me recordó a mi lago favorito y único de Cordialidad.

Todos iban más que concentrados en sus respiraciones, por lo que ninguno se percató de la presencia de Eric a un lado del paisaje. En cambio, yo no pude perder detalle de lo que ocurría en frente de mí. No estaba solo, una chica morena y con grandes ojos celestes se encontraba hablando con él. Parecían discutir algo de forma exagerada, pero ella mostraba diversión en su semblante, disfrutaba de ello, a diferencia de su acompañante, por supuesto, que se encontraba más cabreado, de lo que lo había llegado a ver en estos días.

Me pregunté de qué estarían hablando todo el tiempo, hasta que él fijó sus profundos y enigmáticos ojos en mí. Me transmitió odio con su mirada, rencor y muy en el fondo, vulnerabilidad, la cual desapareció al cabo de unos cortos segundos.

Hizo un gesto con la cabeza que me hizo quitar la mirada de ahí, pero recapacité y la volví a instalar en aquella extraña pareja. Me pregunté una vez más porque era tan idiota en algunos momentos.

Eric la había agarrado, de una forma prácticamente animal, por las caderas y sus labios estaban en los de ella, la cual se dejaba hacer como si la vida le fuera en ello.

Aprendí dos cosas esa mañana.

La primera: Mi forma física era nefasta.

La segunda: Si el gato murió a causa de la curiosidad... ¿De qué moriría yo?

JenGVargas

Cuando pasas varios días liada formateando e instalando el portátil, pasa que descuidas otras cosas, que deseas hacer en gran medida, como por ejemplo subir este capítulo. Por suerte he conseguido resolver varios problemas con el ordenador que me llevan atormentando tres días seguidos, así que ya tengo vía libre para escribir cuando y como me plazca.

En cuanto a la historia...¿Si fuerais Altaira...que hubierais sentido al ver a Eric en esa situación con esa extraña morena? Sed sinceros. Gracias por leer. Recordad que con vuestras votaciones y comentarios soy feliz. Un besote español para todos vosotros! <3

CAPÍTULO EDITADO

Treat you betterWhere stories live. Discover now