Capítulo 51

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Cinco minutos después de sentirme encerrada en una realidad inexistente al ojo de los demás, incluso al mío propio, me encuentro sumergida en otra algo más impredecible y asombrosa, una en la que nunca imaginé encontrarme de nuevo.

Dentro de la fortaleza que ha creado Eric con sus brazos y cuerpo, me siento protegida, tanto es así que no creo poder salir lastimada de ahí.

Es tan delicado cuando se trata de mí en estos momentos, tan relajado, seguro de lo que está haciendo, que me transmite una serenidad improbable, una serenidad poco creíble, pero real al fin y al cabo.

Probar sus labios de nuevo ha sido algo excepcional. Cada nervio de mi cuerpo se ha erizado a una altura que ni volar me lo proporcionaría. Mis piernas aún se encuentran inquietas, moviéndose de un lado a otro sin decisión.

Una vez separa su frente de la mía, creo que ese vínculo que ha creado se va a romper de un momento a otro, pero no es así, sus manos se hacen con las mías en un intento cumplido de hacerme sentir bien, protegida.

Sus ojos de nuevo inundan todo mi ser. Cuando eso pasa siento que voy a desfallecer, pero por algún extraño motivo que aún desconozco, eso no sucede y se siente tan bien...

Quiero decirle muchas, demasiadas, cosas. Transmitirle tantos y tantos sentimientos en estos momentos, pero no quiero romper la magia que de alguna manera hemos creado, no quiero quebrar lo que no creía que existiera jamás. De alguna manera me siento como si de nuevo mi madre estuviera a mi lado susurrándome que todo está bien, que nada va a suceder, que está conmigo y eso es todo lo que debo comprender.

Pero no puedo simplemente bloquear mis emociones, no ahora que me encuentro en Osadía, no ahora que no debo fingir algo que no soy, no ahora que tengo la atención completa de Eric, de sus ojos, de su cuerpo, de su alma.

Así que sin pensarlo previamente mis ojos se humedecen, por supuesto que lo hacen. El sentimiento de estar bien, ahí y ahora, es tan grande y me hace tan pero tan débil que supongo que no puedo hacer otra cosa. Eso es todo lo que soy, todo lo que tengo.

No necesita más que varios segundos, para soltar mis manos, para así eliminar de mis mejillas esas lágrimas llenas de la felicidad más absoluta.

Sus pulgares las retiran, pero nuevas empiezan a caer. Una tras otra sin intención de detenerse.

Veo en sus ojos su desconcierto, supongo que no podía imaginarse que me pusiera a llorar tras besarme, pero no puedo actuar de otra manera.

Se acerca a mí y de nuevo crea esa fortaleza a mi alrededor con sus brazos. Mi nariz acaba en su hombro, por lo que inspirar su olor no es más que una necesidad de oxígeno, al menos de eso se trata al principio, pero después todo cambia.

Descubro un nuevo mundo, su olor es exquisito, me transporta a donde quiero y sobretodo me proporciona una paz indefinible.

Poco a poco me aprieta entre sus brazos y esa sensación se dispara.

Entonces se me ocurre pensar y plantearme, de verdad, si es que en vez de despertar he ido a otro lugar, a uno mucho mejor que en el que vivía apenas hace un par de semanas.


NARRA ERIC

No logro comprender nada, la beso y no me aparta. Sin embargo, llora, el único sentimiento capaz de confundirme más si es que eso era posible en ese preciso instante.

Ese beso, tocar sus labios con los míos... Nunca me había sentido así al besar a alguien, ¿qué tenían de especial sus labios?

No dudo ni un segundo en abrazarla cuando sus lágrimas empiezan a desesperarme.

Noto su calor en la piel de mis brazos al envolverla en ellos. Está caliente, muy caliente, su temperatura ha variado demasiado en muy poco tiempo.

Me separo al momento y le toco la frente con mi mano derecha intentando dar con el causante de su subida de calor corporal.

Tiene fiebre, como suponía.

- Túmbate – le digo dejándole espacio.

- Estoy bien – dice ella intentando que no le eche cuenta alguna.

- No, no lo estás – digo yo levantándome a por un paño para mojarlo y situarlo en su frente. Necesitaba medicamentos y no dudaría en ir a buscarlos, pero un contraste no le iría nada mal.

- Eric – me llama desde la cama.

Me acerco de nuevo a esta.

- Para, estoy bien, ¿vale? – pide cogiéndome de la mano.

Me quedo mirando esa unión, desconozco la expresión que pongo, pero esta provoca que la rompa.

- Lo siento, no quería...

- Deja de disculparte, por favor – digo en un tono de súplica.

- No quiero molestarte, de verdad, me voy a ir a mi habitación y...

- No vas a ir a ninguna parte, no estás bien y haz el favor de dejar de pensar en que molestas porque no lo haces. Soy yo el que te trajo aquí, ¿recuerdas? Podrías estar perfectamente en enfermería, pero no lo quise así – mi voz ha ido variando en cada palabra, subiendo y bajando, buscando el punto exacto.

Espero que hable, pero no lo hace. Se limita solo a mirarme.

Sus ojos ejercen un impacto en mí importante, me hechizan sin darme cuenta.

Tanto es así que varios segundos después, de nuevo, mis labios acaban en los suyos. Esta vez no soy delicado, soy posesivo y determinante. Mis manos se encuentran en sus calientes mejillas y eso me proporciona más intensidad en el beso.

- Voy a por un paño para tu frente – digo separándome de ella, echo que me cuesta varios minutos ejercer, sus labios sin duda alguna eran una mejor opción y probablemente siempre lo serían.

JenGVargas

Aquí tenéis a vuestro bombón!!!

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Aquí tenéis a vuestro bombón!!!

Siento como que este cap no me ha quedado demasiado bien, pero es todo lo que puedo dar hoy, prometo que vendrán mejores. 

Un beso muy fuerte!


CAPÍTULO EDITADO

Treat you betterWhere stories live. Discover now