Capítulo 13

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Un miembro de cada pareja se puso el arnés tal y como Cuatro había mostrado. En mi caso, evidentemente fui yo a la que le tocó.

- ¿Te lo has puesto bien? – me preguntó Eric inspeccionándome de arriba abajo.

-Sí – dije segura.

Se acercó a mí y me sujetó el arnés del pecho, tiró de él con fuerza y caí de culo en cuanto este se abrió. Una gran risotada se escapó de sus labios.

-Veo que sí, que está muy bien puesto – dijo él con sorna.

Me levanté malhumorada y recogí el artefacto, que supuestamente me tenía que hacer sentir segura, del suelo, donde lo había tirado mientras se reía.

-Más te vale ponerte bien eso – dijo Eric en un tono frío, pero con un deje en su voz de algo extraño.

-No te preocupes por mí, estaré bien – dije yo haciéndome la fuerte e intentando desafiarlo.

-Lo estés o no, eso no cambiará nada en mi vida, pero ya que estás hazlo bien. Aprender siempre será la mejor opción que encontrarás, te lo aseguro.

Esas palabras me afectaron más de lo que quisiera admitir, pero hice como si ni siquiera las hubiera escuchado. Tardé unos minutos en asegurarme de que esta vez, sí estaba bien puesto y él no lo comprobó de nuevo, solo se limitó a enganchar las cuerdas y a empezar a subirme, poco a poco.

Cuando ya me encontraba a la altura de su cabeza le pregunté algo para contestarle a sus gratas palabras.

- ¿Estás realmente seguro de que no cambiaría nada si me pasara algo?

Dentro de él, algo se movió de una forma rápida y salvaje, mientras sus ojos conectaban con mi sonrisa. Estaba más que claro que mi forma de ser no era esa ni mucho menos, pero llegados a este punto, en el que una persona que me odia tiene mi vida en sus manos...cualquier aliciente era bueno.

Quise ver algo más en su mirada que frialdad, pero esta vez no me fue posible.

Me subió hasta arriba y empezó a mover la cuerda de un lado a otro, por lo que mi cuerpo fue dando bandazos en su dirección.

En ningún momento mi voz pareció amenazar con salir, cosa que, sin más, agradecí. Mi respiración de un momento a otro comenzó a hacerse más notoria en mí y ese fue un hecho que no me agradó demasiado.

En el instante que sentí algo de terror por sentirme tan desprotegida ahí arriba, mis manos se entrelazaron proporcionándose la una a la otra algún tipo de seguridad. Aunque si me ponía a pensarlo...No existiera ninguna en absoluto.

- ¿Todo bien por ahí arriba? – preguntó la voz de Eric fingiendo preocupación.

Al instante siguiente de esa cuestión me encontraba a la altura de su cabeza de nuevo. Había caído más de tres metros en décimas de segundo y esta vez me quedé sin aire en los pulmones.

-Respira, no querrás morir ahogada, ¿no? -me instruyó él con más sorna que nunca en su voz.

Por algún extraño motivo mis pulmones hicieron caso a su petición, por lo que dejaron entrar oxígeno y algo en el fondo de nosotros, pareció aliviarse.

De nuevo me llevó hacia arriba y me dejó caer a su antojo.

Cuatro veces lo había hecho ya, la primera caí a la altura, de nuevo, de su cabeza, la segunda a la de su pecho, la tercera a la de su cintura y la cuarta a la de sus rodillas. Si había una más... ¿Me comería el suelo? Pronto lo descubriría.

Hizo exactamente lo mismo que las otras veces para subirme. Cuando mi cabeza tocaba el techo enlacé de nuevo mis manos, pero esta vez no por miedo, sino por seguridad. Intenté que mi cuerpo quedara lo más recto posible, evidentemente de forma tendida y también enlacé mis piernas mientras me concienciaba de que estas debían caer de la mejor manera posible.

La cuerda se escapó de sus manos de nuevo y en un suspiro mis manos se encontraban tocando el suelo, aunque todavía mis piernas colgaban.

Al parecer, una más, necesitaba para dejarme caer sin compasión alguna. Mientras me subía hice lo mismo que la vez anterior, pero pensando en que no habría dolor alguno, más bien intentando convencerme.

Me preparé para el impacto y...

Sus manos intentaron que no fuera demasiado exagerado, pero sentí un golpe bastante horripilante en cada hueso de mi cuerpo. Mis ojos en esos momentos se encontraban apretados con todas mis fuerzas, mis manos, tras caer al suelo, fueron a parar a mi cabeza para comprobar que seguía viva y mis piernas...ellas prácticamente no se movían.

-Cuando vuelvas a preguntarte si tu vida tiene algún efecto en la mía...Te recordaré la verdad – me susurró en mi oreja derecha, tras esas palabras escuché como se alejaba.

Como pude me quité el arnés, me levanté y salí de la sala en dirección a la habitación común. Cuatro se encontraban tan concentrado en los demás que ni siquiera se percató de mi ausencia. Cuando llegué, fui al baño y me dejé caer en una de las picas. Debajo de mi nariz, como si de un puñetazo se hubiese tratado, había sangre. Me levanté la camiseta y mi cuerpo se encontraba magullado a nivel experto.

Me miré al espejo unos minutos y poco a poco mis ojos se fueron llenando de lágrimas, por esta vez, las dejé salir. Se había vengado y la compasión en su ser no había sido una opción. Otra parte no pudo evitarse preguntar algo... ¿Habría ido de nuevo a besar a esa morena? Por algún extraño motivo eso provocó más que lágrimas en mí. Quizá yo en él no tuviera ningún efecto, pero él en mí...estaba claro que sí.

JenGVargas

Que alguien tenga efecto en ti...puede llegar a ser lo peor que te ha pasado. Cómo de todo, supongo que se aprende, aunque aún seas débil ante esa persona. Que Altaira admita que Eric tiene efectos en ella...puede ser el comienzo de su propia destrucción. ¿Creéis que será algo más inteligente de lo que por ejemplo lo fui yo en su día?

CAPÍTULO EDITADO

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