Treat you better

Capítulo 19

Las manos de Eric desaparecieron de golpe, como si estuviera... ¿Asustado? No podía ser cierto, él no le temía a nada, al menos eso aparentaba y lo hacía mejor que bien.

-Así me gusta, respetando a las damas – dijo Sam sintiéndose muy por encima de él.

Mi confusión a cada momento se acrecentaba más. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Ese era Sam o...le habían lavado el cerebro?

Las venas del cuello de Eric estaban en su límite, aunque intentaba serenarse no lo lograba en absoluto.

Se dio media vuelta y se marchó, sin decir nada más, su respiración fue el último sonido que escuché de él.

Miré a Sam aun dudando de su existencia.

-Sam... ¿De verdad eres tú? – le pregunté algo paranoica.

-Sí, Altaira, soy yo, el chico al que conoces de toda la vida, ese que no quería ocupar tu lugar especial porque era tuyo y de nadie más – dijo con una sonrisa mientras se acercaba.

- ¡Sam! – grité como una loca. A continuación, di dos largos pasos y me tiré a sus brazos. Lo había extrañado tanto que dolía – No sabes lo que te he echado de menos.

-No lo suficiente, al parecer.

Me separé tras sus palabras para poder mirarlo de forma interrogativa.

- ¿Por qué dices eso?

-Bueno, ni siquiera me has buscado. Eso es que no estabas tan desesperada por verme después de todo.

- ¿Cómo iba a ir a verte? ¿Estás loco? Estoy aquí prácticamente encerrada, intentado sobrevivir como puedo. Cuatro me ayuda, según me explicó, porque tú se lo dijiste. Hay momentos que en el fondo se lo agradezco, pero...hay otros en los que termina con mi paciencia.

-Convengamos que tu paciencia nunca ha sido demasiado grande, ¿no? – dijo seguido de una gran risotada.

¿Era él el que había cambiado o quizá era yo que veía las cosas de forma distinta? Fuera lo que fuese, no me estaba gustando en lo más mínimo.

- ¿Qué haces aquí? – le pregunté demasiado seria.

-He venido a verte, Altaira – dijo intentado sonar como solía ser mi mejor amigo.

-Dudo que te la hayas jugado tanto solo por venir a verme. Creo que en nuestra despedida éramos conscientes de que nuestras vidas se separaban ahí, ¿no? Explícate porque te prometo que no entiendo nada.

-Cuatro me necesitaba, así que esta vez en lugar de venir él a Cordialidad hemos venido nosotros a Osadía y evidentemente ya que me encontraba tan cerca de ti, pues no me lo he pensado y aquí estoy.

- ¿Nosotros?

-Mi padre y yo, por supuesto.

- ¿Y qué se supone que habéis venido a hacer aquí? – le pregunté creyendo delirar.

-Eso no es necesario que lo sepas, créeme.

Y ahí me percaté de que él no era Sam y yo no era aquel intento de cordial. Ahora era una osada, alguien que luchaba para sobrevivir, pero... ¿Quién era Sam realmente en esa nueva vida? Sabía bien como había evolucionado yo, pero desconocía a ese nuevo chico.

-Me alegro de verte Altaira, de verdad – dijo en modo despedida.

¿Ya se marchaba? El Sam que yo conocía haría cualquier cosa por mantenerse más de cinco minutos a mi lado.

Mi semblante se descompuso cuando me dio un beso en la frente y sin fijarse en mí, se marchó, sin una sola palabra más.

- ¿Crees conocer a tu mejor amigo, Altaira? ¿De verdad estás segura de quién es Sam?

Al principio creí que era mi conciencia la que me hacía tales preguntas. Hasta que un pálido Eric se acercó por mi lado izquierdo, justo por donde se había marchado antes.

- ¿Quieres un consejo?

No contesté, mi voz había desaparecido por completo.

-Bien, te lo daré de todas formas. La vida que tenías antes...ya no existe, ni siquiera las personas que creías conocer. No te fíes de nadie.

Mi voz volvió.

- ¿Por qué debería creerte? Justo a ti – le pregunté escupiendo las palabras.

- En el fondo eres más lista de lo que tú misma crees, Altaira. Sabes bien que algo no va como debería.

Entonces pensé y llegué a la conclusión de que nada tenía sentido. Pero al menos seguía respirando, eso ya era un avance. 

JenGVargas

Sam guarda secretos, como todos nosotros lo hacemos. ¿Qué pensáis de este giro de los acontecimientos?

Gracias por leer y recordad que vuestros votos y comentarios me ayudan a seguir!!

CAPÍTULO EDITADO