Capítulo 62

1.1K 59 4
                                    


- Puedes empezar ya, mamá – esa última palabra la saboreé. En mi cabeza había sonado infinidad de veces soñando con volverla a ver, ahora, decirla en voz alta se sentía muy diferente.

- No sé por donde comenzar, cariño, no sé cómo te tomarás todo esto – dijo acariciando mi pierna derecha con una de sus manos.

Con una mirada le transmití todo lo que debía. Esa siempre fue una conexión que trascendió en nuestra, en realidad, corta relación.

- ¿Qué recuerdas del día en el que vinieron a buscarme? – preguntó.

- Todo, no he sido capaz de olvidar nada – aseguré.

Asintió y continuó.

- Yo nací en un lugar donde todo se hacía realidad, cada pequeño deseo que mantuvieras en tu cabeza, se cumplía en un par de intenciones. Era asombroso, te lo puedo asegurar. Si querías algo material se te daba sin que nadie te pidiera nada a cambio. Un mundo en el que luchar, sacrificarse y seguir intentándolo, no existía. Mi madre, mi verdadera madre, me contaba antes de irme a dormir que aquella realidad en la que vivíamos no era única, existían otras. Otras en las que personitas como yo, sufrían por cualquier cosa. Personitas para las que despertarse, no tenía el mismo significado que para mí. Yo me interesé demasiado en ese nuevo mundo que me enseñaba mi madre noche tras noche. Aunque lo manteníamos en secreto, pues nadie debía descubrirlo, sino sufrirían mucho más de lo que lo hacían diariamente.

Mi respiración se había acelerado, no tenía ni idea sobre lo que me estaba hablando, pero algo en mi interior, algo muy pequeño y abstracto, se estaba empezando a crear. Una tranquilidad, que en realidad no era normal.

- Un día, cuando yo ya era más independiente, mi madre falleció de una forma muy extraña. Yo deseé, como tantas veces había hecho, que volviera a aparecer, pero me percaté ahí de que ese, era el único propósito que nadie podía concederme. Empecé por volverme loca, nadie lograba entender mi dolor ni mis conjeturas para ellos tontas. Tardé semanas en darme cuenta de que no debía dar la nota en ese mundo, solo guardarme el que bien se había encargado de construir en mi cabeza mi progenitora.

- ¿Qué hiciste? – pregunté metida en la historia.

Sonrió y me respondió.

- Seguir, de alguna manera, construyendo eso que mi madre me contaba en forma de cuento.

- ¿Cómo?

- Saliendo al exterior, descubriendo así que lo que me rodeaba a mí y a todos los demás, no era más que una gran mentira construida por personas criadas con una sensación de superioridad, que, en realidad, no existía. Todo lo que me habían enseñado mis profesores era mentira, ellos me habían contado lo que querían que yo supiera, nada más que eso. De alguna manera nos hacían ciegos, abusadores y pequeños robots desde bien pequeños. Controlarnos, ese era su cometido.

- Pero... ¿Cómo cambiar eso, mamá? ¿Cómo enfrentarte tú, una niña prácticamente, a un mundo construido de mentiras?

Sus hombros se encogieron.

- No lo sé – dijo con una sonrisa triste en su rostro. Sus ojos, en cada palabra se habían ido llenando de emoción.

Esperé pacientemente a que continuara con la historia.

- Supongo que no me hizo falta intentar cambiar nada, cariño. De la noche a la mañana todo lo que yo conocía, el lugar donde había nacido y donde mis padres bien me habían criado...todo, desapareció. Hubo una gran explosión, una causante de suficientes muertes como para que el miedo se cerniera sobre los sobrevivientes, yo estuve entre ellos. Todo lo que conocíamos cambió, no podíamos seguir deseando, porque ya nada se cumplía. La esperanza sucumbió junto con la fe de que algo bueno iba a suceder entre todo aquel caos.

Treat you betterWhere stories live. Discover now