Capítulo 73

771 50 3
                                    


- Altaira vámonos, ahora es el momento – me dice mi madre apareciendo de nuevo en mi habitación.

- Espera, ¿qué te ha dicho Cuatro? No me iré sin que me lo digas – le digo posicionada en esa idea clara y concisa.

- Me ha contestado, pero no tiene mucho sentido lo que me ha dicho, al menos no para mí. Aunque me ha dejado en claro que tú si lo entenderías.

- Ya estás tardando mucho en decírmelo.

- Me ha dicho: "Uno a veces hace lo que tiene que hacer, sin importar el miedo, la falta de aire, la oscuridad, ni el vacío que te pueda crear".

Cada una de esas palabras me desconcierta. Me esperaba algo más concreto, realmente no me ayuda demasiado esa oración y al parecer mi expresión lo transmite bien.

- Supongo que a ti tampoco te dice nada, ¿no? – me pregunta con un tono extraño.

- Es hora de irse – digo yo esta vez.

- ¿Puedo saber qué te traes entre manos con ese chico? ¿No se supone que murió hace dos semanas? – pregunta en un tono muy hostil, en un ligero toque, cada sentimiento de odio hacia su persona que había sentido al enterarme de toda la realidad, vuelve a mí.

- Lo he pensado mejor – digo sin flaquear en mi mirada.

- ¿El qué? – pregunta confusa.

- No vas a venir conmigo. Tienes cinco minutos, los mismos en los que me vas a sacar de aquí, para contarme todo lo que debo y no hacer ahí fuera hasta llegar a Chicago. Tú misma lo dijiste, ya soy mayorcita para saber lo que me conviene y que tú me acompañes en este viaje no es precisamente lo que necesito.

Su semblante es un poema, pero no me importa.

No dice nada, solo se dispone a salir del cuarto, uno que espero no volver a ver nunca más. La sigo sin mirar atrás.

Empieza a instruirme en el camino, me da el material que necesito para no fracasar en el intento y me dice cada detalle que no debo dejar pasar por alto.

Para cuando termina ya nos encontramos a una puerta de entrar en el pequeño habitáculo que me conducirá lo más cerca posible a Chicago.

- Gracias – le digo sintiéndolo de verdad, no se ha opuesto y lo ha hecho todo sin pedirme nada a cambio, se merece esa palabra.

- No tienes porque darlas. Solo ten cuidado, ¿vale?

- Lo tendré – digo asintiendo al mismo tiempo.

- Y Altaira...

- ¿Qué?

- Lo siento, siento todo el daño irreversible que te he causado, pero en algún momento cuando tengas un niño o una niña en tus brazos, fruto del amor de tu vida, quizá, solo quizá, me podrás comprender.

Negué a sabiendas de la ignorancia de sus palabras.

- No lo creo, hasta entonces intentaré no pensarlo mucho. Me voy antes de que todo esto se malbarate. Gracias de nuevo y que tengas una buena vida, al lado de...al lado de Sam – pronuncio el nombre de mi hermano con un dolor arremetedor.

- Ten suerte cariño, espero que encuentres a quien buscas y espero que seas feliz.

- Lo seré, eso te lo puedo prometer – le aseguro.

- Espero que tu alrededor te ayude con eso, uno nunca sabe lo que este puede formular en nuestra contra. A veces por mucho que uno luche no es capaz de...

- ¿De ser feliz? – acabo por ella, quizá no es exactamente lo que iba a decir, pero no me importa, se está pasando con las confianzas y eso no me gusta. No es nadie para tomarse ese libre albedrío, si yo me propongo algo lo cumplo y no hay más que hablar.

Asiente, dándome la razón en mi final.

- Adiós – me despido definitivamente de ella.

Sé que, en algún momento, cuando todo esto haya terminado y la adrenalina de encontrar a Eric mengüe, nada me parecerá igual. La serenidad que siento por lograr salir de aquí desaparecerá y entonces no podré afrontar la verdad, pero prefiero ser consciente de la realidad que vivir engañada en un mundo lleno de lujuria familiar.

Me subo en el dichoso habitáculo y tal como me ha mostrado pongo todo en marcha y me dirijo hacia el único lugar en el que ver sonrisas falsas es el menor de los problemas. Siento que mi padre me puede ayudar y sobretodo necesito saber y corroborar que se encuentra bien. Sé que después de escuchar la verdad no lo voy a ver con los mismos ojos y eso me agrada. Él nunca ha sido el padre cariñoso que he presenciado en otras familias cercanas en Cordialidad, pero evidentemente tenía más que motivos para actuar de esa manera.

Siempre le estaré agradecida por estar ahí. 

JenGVargas

Altaira es libre...Altaira es libre...Altaira eeeesss libreeeeeeeee! (¿quien ha escrito esto cantando? ¡Yo! Jjajajajjajaaj)

Perdonad, la emoción me vuelve loca.

Altaira ha salido de ahí justo cuando Tris y Cuatro entran, no se han visto pero esa frase que su madre le ha transmitido a través de Cuatro es lo único que nuestra protagonista va a necesitar para descubrir toda la verdad.

Buuuuenooo...pues ya está todo dicho.

Que acabéis de pasar un buen sábado. 

Un beso para cada uno de vosotros de nuestro querido Eric <3


CAPÍTULO EDITADO

Treat you betterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora