Capítulo 2. Portal.

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«Portal»

La tristeza se convirtió en rabia rápidamente

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La tristeza se convirtió en rabia rápidamente. Él no podía hacerme eso, no tenían derecho a quitarme mi magia de nuevo. No les dejaría hacerlo.

Reprimí un grito y tomé uno de los cojines rosas para aventarlo hacia la puerta por la que él acababa de salir. La almohada rebotó y cayó en el piso, pero no me importó y tomé las otras cuatro para aventarlas por toda la habitación.

Me detuve un momento, algo mareada por la rabieta que acababa de tener. Me sujeté el estómago como si así pudiera evitar romperme en pedazos y me senté lentamente al borde de la cama, intentando dominar las lágrimas.

No. No iba llorar, hacerlo no serviría de nada. Lo único que quedaba por hacer era demostrarle a mi hermano que yo tenía razón, que podía derrotar a Azael, antes de que él cumpliera su amenaza y me arrebatara mi magia.

Entonces lo entendí, tenía que actuar ya... antes de que fuera demasiado tarde.

Alguien tocó la puerta y yo solté un gritito ahogado al pensar que Jared había regresado. Me paré de la cama de un salto, pero fue Aiden quien entró tímidamente a mi habitación. No tuve claro si eso fue un alivio o una decepción, pero sacudí mi cabeza para alejar esos pensamientos.

—¿Estás bien? —preguntó y se sonrojó un poco al hacerlo—. Me he encontrado con tu hermano.

Lo miré. Aiden era guapo de una manera muy singular, ya que tenía un atractivo de niño bueno que podría resultar tentador. Su cabello era tan negro que contrastaba con su piel y lo hacía lucir mayor a sus 16 años. Tenía la barbilla algo cuadrada y los ojos tan amarillos que me recordaban a dos grandes girasoles.

Se estaba mordiendo el labio, no deliberadamente, más bien con inseguridad, como si de pronto se hubiera estado preguntando qué hacía ahí conmigo. Y eso que él aún no tenía idea de lo peligrosa que podría llegar a ser, pensé irónicamente.

—He estado mejor —logré responder, aunque no tenía idea de cuánto tiempo había tardado en hacerlo.

—Jared y yo hemos peleado un millón de veces —dijo cerrando la puerta tras de sí y acercándose más a mí—. Sé lo pesado que se puede llegar a poner, pero normalmente lo hace solo porque está preocupado...

Cerré la boca al darme cuenta de que la tenía abierta y me dominé como ya sabía hacerlo, para que él no notara lo mucho que me había afectado aquella pelea.

—Sea lo que sea —continuó Aiden al comprender que yo no diría nada— estoy seguro de que lo podrán solucionar

Suspiré, Aiden podría ser lindo... pero no tenía idea de nada.

—El problema es que Jared no quiere dejarme matar a Azael —me sinceré, encogiéndome de hombros con una indiferencia falsa.

La reacción fue la esperada. Aiden se tensó en un santiamén y sus ojos amarillos se abrieron con miedo.

—Bueno —pronunció él y se notaba que estaba teniendo mucho cuidado con sus palabras—, odio tener que decírtelo pero creo que Jared tiene razón.

—No la tiene —negué fríamente, algo en mi interior me lo decía. Yo debía tener todo ese poder por alguna razón— y se lo demostraré.

Aiden dudó y yo me aparté cuando intentó acercarse a mí.

—¿Ada? —preguntó nervioso.

—Deberías irte —le avisé dándole la espalda y acercándome a la pared opuesta de mi habitación.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó el chico, sospechando que algo no iba a bien.

—Ya te lo dije —respondí tranquilamente—, voy a demostrarle a mi hermano que está equivocado.

—No creo que eso sea una buena idea —murmuró.

Miré por encima de mi hombro para observar su expresión, pero él solo lucía confundido. Ni enfadado ni temeroso, aunque tal vez eso cambiaría después de ver lo que estaba a punto de hacer.

Coloqué la palma de mi mano sobre la pared desnuda y pronuncié las palabras que había encontrado en aquel libro.

Orbis infernum.

Mi magia se había despertado tras la pelea con mi hermano y estaba ronroneando dentro de mi pecho, esperando a que le diera permiso de salir. Cuando pronuncié aquellas palabras, sentí un cosquilleo deslizándose por todo mi brazo hasta terminar en una descarga eléctrica en mis dedos.

Chispas rojas salieron de ellos y entonces la pared se iluminó durante unos segundos, mientras un espejo perfectamente ovalado se dibujaba en ella.

La energía del portal hizo que un extraño viento corriera por la habitación, agitando los rizos de Aiden. Pareció que tardó un poco más de la cuenta en entenderlo, pero en cuanto lo hizo, se abalanzó sobre mí.

Yo metí un pie en el portal y la mitad de mi cuerpo desapareció incluso antes de que me alcanzara.

—No se lo digas hasta que yo regrese —le advertí.

Ahora sí, prepárense porque en el próximo capítulo comienza lo bueno

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Ahora sí, prepárense porque en el próximo capítulo comienza lo bueno. Si quieren leer un adelanto, no olviden seguirme en mi instagram @soyjessmoyado ;). Además, estaré subiendo contenido exclusivo de Sunforest. <3

¡Nos vemos el viernes!

SunForest 4. Ada Rey.Where stories live. Discover now