Capítulo 58. El otro lado.

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«El otro lado»

El único entrenamiento que no dejé pasar fue el de Arus, ya que era muy importante que trabajara mi magia hasta el día final, sobretodo después del secuestro de Amira

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El único entrenamiento que no dejé pasar fue el de Arus, ya que era muy importante que trabajara mi magia hasta el día final, sobretodo después del secuestro de Amira. Ese día mi abuelo me presionó hasta el límite y yo se lo agradecí desde el fondo de mi alma, no sólo porque me estaba ayudando a ser más fuerte, también porque pude enfocar mi mente en algo más que no fuera mi boda con Azael.

El muy maldito lo sabía. Me había conocido lo suficiente como para adivinar que no pensaba ponerme mi vestido de bodas ni casarme con él, por mucho que se presentara en Sunforest para amenazarme. Entonces, decidió secuestrar a mi mamá para asegurar su victoria. Y de paso, torturarnos a Joham y a mí con la ansiedad de tener que soportar cuatro días más lejos de ella, sin saber si estaba bien.

Solo por eso, Arus me dejó subir a mis niveles más altos y me respondió de la misma manera, logrando que ese entrenamiento se volviera realmente épico. Los dos nos movíamos y atacábamos tan rápido que parecía que estábamos en una danza de Féryco, pero envueltos en hechizos mortales.

Mi abuelo no me daba un respiro, y yo tampoco se lo daba a él. Vagamente comprendí lo mucho que había mejorado esas últimas semanas, porque mi magia salía casi sin pensarla. La dominaba por completo, tanto así, que estaba segura de encontrarme lista para enfrentar a Azael.

Para dar todo de mí en nuestra última batalla.

Arus se abalanzó sobre mí y yo flexioné mis rodillas para saltar por encima de su cabeza y caer a su espalda. Él intentó atraparme con un par de látigos de humo gris, pero cree una esfera de agua que me rodeó y le impidió alcanzarme. El agua se congeló y la lancé hacia él en forma de picos de hielo, pero Arus los evaporó con fuego plateado. Volví a saltar para alejarme de las llamas y esa vez utilicé mi aire para poder elevarme aún más y volar hacia las estrellas.

Miré hacia abajo para averiguar y esquivar su próximo ataque, pero me congelé en medio de mi vuelo al ver que Arus no estaba solo. Al otro lado del espejo de agua, había alguien más. Al reconocerlo, el corazón me explotó y me olvidé de absolutamente todo, incluso del hechizo de rayos que atravesaba el aire hacia mí.

Arus no alcanzó a comprender que no lo esquivaría a tiempo y el rayo me golpeó con fuerza, justo en medio del pecho, deteniendo mi corazón. Arus gritó cuando cerré los ojos y comencé a caer, pero algo increíble pasó después de eso porque no me estrellé contra el agua fría que estaba a nuestros pies. Esa vez, atravesé el espejo de agua y me sumergí en el otro lado. En el mundo de las almas.

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SunForest 4. Ada Rey.Where stories live. Discover now