«Después de todo yo era Ada Rey, la princesa de Sunforest. Hace relativamente poco descubrí que no solo tenía un hermano mayor, también encontré a mi familia biológica, un reino que me pertenecía y una profecía que arruinaba todo.
Menudo lío en el...
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A mis papás les costó acostumbrarse a la presencia del lobo, así que Loan se mantuvo un poco más apartado de la cuenta para no ponerlos más nerviosos de lo que ya estaban. Sin contar ese pequeño detalle, logramos pasar juntos una tarde tranquila y agradable.
Dimos un recorrido por Sunforest y les conté más cosas sobre el bosque, incluso les mostré un poco de magia inofensiva y tuve que darles crédito cuando no se espantaron como pensé que lo harían. Se notaba que ellos aún estaban tratando de comprender muchas cosas, pero que se estaban esforzando por hacerlo y eso me daba mucha tranquilidad, porque significaba que seguirían siendo parte de mi vida.
No quería arruinar ese paseo, pero necesitaba saber qué había sucedido en la Tierra antes de la llegada de Enid y cuando me lo contaron —como los demonios aparecieron en casa, atacaron a papá e intentaron llevarse a mamá— inevitablemente mi humor se volvió un poquito más sombrío. Aún así, supe disimularlo frente a ellos.
Volvimos al castillo una media hora antes de las 6, solo para descubrir que Amira les había preparado a mis padres una habitación no muy lejos de la mía, con dos lobos custodiando la puerta. Eso me relajó lo suficiente como para poder concentrarme en mi entrenamiento con Arus.
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La cena de ese día fue memorable y disfruté cada segundo de ella. Comimos delicioso e incluso bebimos un poco de vino de moras para brindar por mis padres adoptivos, las personas que me cuidaron durante 18 años.
A pesar de que invitamos a Enid, ella insistió en que debía volver a la Tierra para resolver algunos asuntos y se marchó sin decir nada más, aunque me dedicó una mirada un poco ansiosa antes de hacerlo.
La ignoré por completo solo porque no necesitaba más preocupaciones y volví a concentrarme en mis papás durante el resto de la cena.
Cuando les presenté a Dandelion y Aiden, el último se comportó como si estuviera conociendo a la reina de Inglaterra con tal de quedar bien con ellos y por un segundo recordé el beso que nos habíamos dado ayer, aunque parecía haber pasado años luz desde eso.
