Capítulo 7. El héroe.

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«El héroe»

Supe que aquella voz no había sido mi imaginación cuando Azael se separó de mí y giró su rostro hacia la derecha

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Supe que aquella voz no había sido mi imaginación cuando Azael se separó de mí y giró su rostro hacia la derecha. Respiré aire limpio para inhalar algo que no fuera su aliento y lo imité para poder observar al recién llegado.

Jared.

Mi hermano.

Mi héroe.

Él se encontraba ahí a pesar de nuestra pelea y de lo enfadado que estaba conmigo. Y lucía furioso. No había rastro de sus hermosos ojos verde pardo, ya que ambos estaban completamente pintados de rojo. Estaba tenso, con la mandíbula apretada y los manos hechas puños, tanto que algunas de sus venas resaltaban sobre sus músculos.

—Querida —me llamó Azael, pero sin apartar los ojos de mi hermano—, me parece que tenemos visitas.

Algo en su voz me hizo estremecerme y apartarme aún más de él. De pronto, ya no quería que Jared estuviera ahí, el peligroso tono que Azael había utilizado era tan amenazante que me aterró por completo.

—Aléjate de ella —le ordenó mi hermano, acercándose a nosotros.

Azael se separó de mí en un abrir y cerrar de ojos. Con un movimiento airoso hizo que el cuerpo de Jared saliera volando por la habitación hasta estrellarse con el alto muro negro y caer en el suelo, inmóvil.

—No... —murmuré, pero el demonio me ignoró y le lanzó un hechizo.

Jared desapareció justo a tiempo y se materializó de nuevo a unos cuantos metros de mí, agazapado en el suelo como si fuera un feroz felino a punto de saltar sobre su presa. Su cabello rubio atrapaba los reflejos azules de las antorchas, dándole un aspecto aún más peligroso.

—Jared Rey —dijo Azael, recuperando una voz un poco más calmada—, aún recuerdo la última vez que nos vimos.

—Como olvidar tu hospitalidad —respondió sarcástico.

Dejé de respirar cuando sus ojos se cruzaron con los míos, demostrando su preocupación durante apenas un segundo, para después evaluarme completa. Algo no debió gustarle, porque arrugó la nariz como si acabara de encontrarse con algo desagradable.

—No me digas que no te gusta el aspecto de tu hermana —se buró Azael y yo recordé la estúpida corona que me había puesto antes de besarme.

—No me digas que a ti sí —gruñó.

Aparté los ojos de Jared para no perderme la reacción del rey y él se giró hacia mí como si hubiera sentido mi mirada. Me observó de esa manera que me hacía sentir desnuda, enferma e indefensa. Tanto así que comencé a forcejear con las cadenas para poder liberarme, hacer un portal y sacar a mi hermano de ahí lo más pronto posible.

SunForest 4. Ada Rey.Where stories live. Discover now