Capítulo 22. Lucha.

769 163 18
                                    



«Lucha»

Durante horas estuve recuperando la conciencia solo a ratos, pero no lo suficiente como para comprender qué era lo que estaba sucediendo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Durante horas estuve recuperando la conciencia solo a ratos, pero no lo suficiente como para comprender qué era lo que estaba sucediendo. El dolor me nublaba la mente cada vez que abría los ojos y volvía a arrastrarme hacia la inconsciencia, sin saber si la próxima vez lograría escapar de la negrura.

En esos pequeños e inconstantes momentos de luz no escuchaba nada, pero alcanzaba a ver distintos rostros; Amira. Joham. Samara. Aiden. Arus. Todos preocupados y con la desesperación hundiendo sus rostros, dándome una pista de que algo grave estaba sucediendo conmigo.

Abrí los ojos, una vez más, y solté un suave gemido por el dolor que recorrió mi cuerpo.

—Ssshhh —susurró Amira a mi lado— no te esfuerces.

Pestañeé al comprender que por fin podía escuchar y noté que esa vez me encontraba más consciente, aunque aún demasiado débil. Recorrí con mis ojos la habitación en la que me encontraba, pero no la reconocí. Estaba recostada en la orilla de una cama mucho más grande que la mía o la de Jared y sospeché que se trataba de la recamara de mis padres.

Mi cuerpo estaba tan pesado que no lo podía mover. Había mantas gruesas que me cubrían desde los pies hasta la barbilla, pero aún así el frío me hacía temblar debajo de ellas, tanto que los dientes me castañeaban. Amira se inclinó sobre mí con los ojos exhaustos y preocupados y llevó su mano a mi frente para presionar algo húmedo y fresco. Ni siquiera pude moverme para evitarlo.

—Mamá —sollocé— tengo mucho frío.

Ella abrió la boca al escucharme y los labios le temblaron. Vagamente logré comprender que esa era la primera vez que la llamaba mamá, pero no me detuve mucho tiempo en ese pensamiento y Amira tampoco, porque carraspeó y continuó con lo que estaba haciendo.

—Lo sé, hija —intentó tranquilizarme—. Estás ardiendo desde hace horas y no hemos logrado bajar la fiebre.

El trozo de tela bañado en agua fría se movió hacia mis mejillas y bajó hasta mi cuello, yo me estremecí con violencia al sentirlo.

—Dile a Joham que está consciente, rápido —susurró a alguien, pero no alcancé a ver quién más estaba en la habitación.

Cerré los ojos un momento, descansando la vista e intentando ignorar el dolor. Cuando volví a abrirlos, Joham estaba frente a mí con un rostro serio e inescrutable.

—¿Lo tienen? —preguntó Amira.

Él asintió y se acercó a mí sin decir nada. Tomó las mantas para correrlas hasta mi cintura y se inclinó para alcanzarme. Su fuerte brazo se coló por debajo de mis hombros y me ayudó a sentarme sobre la cama, sostuvo mi cabeza como si supiera que yo ni siquiera tenía la fuerza suficiente para mantenerla erguida y entonces pude mirar el resto de la habitación.

SunForest 4. Ada Rey.Where stories live. Discover now