Capítulo 57. Cinco días.

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«Cinco días»

Joham durmió durante el resto de la noche y casi toda la mañana

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Joham durmió durante el resto de la noche y casi toda la mañana. Habíamos arreglado su habitación para poder recostarlo en su cama y obligué a Arus a levantar el hechizo que le había impuesto. Sin embargo, mi padre no despertó gracias al poder tranquilizante de Samara, quien lo sumió en un profundo sueño que lo ayudaría a recuperar la calma.

Desde entonces, no me aparté de él. Había logrado dormitar un poco durante la madrugada, pero el miedo por Amira tampoco me dejó descansar mucho, así que abracé mis piernas y me recargué en el respaldo de la cama, sumida en mis pensamientos.

Dandelion decidió suspender nuestro entrenamiento, de todas formas, yo había mejorado muchísimo con el control de mi magia y él estaba muy orgulloso de la manera en la que aprendí a soltar. Me aseguró que por el momento era mejor que me quedara con Joham.

Miré el rostro de mi padre, quien apenas se había movido en toda la noche. A pesar de estar dormido seguía luciendo un poco tenso, como si estuviera soñando con todo lo sucedido. Acaricié su cabello rojo intentando tranquilizarlo.

Ezra apareció en ese momento en la habitación y noté su alivio al encontrarme en mi lugar y no en el infierno.

—Te dije que no me iría —le recordé pacientemente.

—Lo sé —respondió, examinándome—. Te ves muy cansada.

—Estoy bien —mentí—. ¿Pudiste hablar con las sirenas?

—Pude —respondió sentándose al borde de la cama, cuando colocó su mano en mi rodilla entendí que no eran buenas noticias— pero no fueron de mucha ayuda, no son capaces de encontrar un "momento correcto" en el agua, a pesar de que realmente lo intentaron cuando les dije que era para ayudarte a ti.

Pasé saliva, pero fue como tragar una bola de clavos ardientes.

—Está bien —intenté convencerme—, sabíamos que esto podía pasar.

Ezra me miró con tristeza.

—Hablaré con Enid —informó— tal vez juntos logremos encontrar a un oráculo.

—¿Debería...?

—¿Ir con nosotros? —adivinó Ezra y negó—. Quédate con Joham, yo me encargaré. —Tomé la mano que aún estaba sobre mi rodilla y la apreté con fuerza, intentando demostrarle todo mi agradecimiento. Él me regaló una pequeña sonrisa y se inclinó para darme un corto beso en la boca—. Volveré en cuanto tengamos noticias. —Me miró con advertencia—. Pórtate bien.

Ezra se marchó y desee con todo mi corazón que tuviera éxito, pero no logré concentrarme mucho más en eso porque Joham comenzó a alterarse. Me acerqué a él, pensando que había despertado, pero sus ojos estaban cerrados y su frente fruncida. Gimió, aún atrapado en su sueño y puse una de mis manos en su hombro.

SunForest 4. Ada Rey.Where stories live. Discover now