Capítulo 64. Boda.

759 149 57
                                    




«Boda»

Decidí esmerarme en mi apariencia para que Azael no pusiera en duda cada minuto que me había dado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Decidí esmerarme en mi apariencia para que Azael no pusiera en duda cada minuto que me había dado. Así que me vestí, sequé mi cabello y peiné con mucho cuidado cada uno de mis rizos para darles más volumen. Incluso me maquillé un poco con tonos neutrales, solo lo suficiente para que él estuviera complacido. También para distraerlo con mi apariencia.

Me miré al espejo para comprobar que todo estuviera en su lugar y noté lo serio que estaba mi rostro. Me sentía sucia usando ese vestido y quería cubrir toda la piel que dejaba expuesta, sabiendo que sus ojos la recorrerían con descaro. La enorme falda de tul era tan inmensa que mi cintura parecía aún más estrecha de lo normal, pero para mi sorpresa también era liviana y fácil de manejar.

Dejé que mi largo cabello cayera hacia adelante para intentar ocultar el profundo escote en V y me coloqué la corona negra de gemas rojas haciendo una mueca, porque era horrible en comparación a la brillante tiara de cuarzos que Melisande me había regalado, pero usarla significaría retar a Azael y yo aún tenía que ganar todo el tiempo posible.

Sin embargo, lo que no hice fue ponerme la lencería que el rey del infierno me mandó junto con el vestido. Eso era demasiado. Acceder a usarla sería como darle permiso para tocarme y no importa lo que sucediera, él no volvería a ponerme una mano encima.

Miré por la ventana antes de marcharme para poder examinar el eclipse. La sombra negra había avanzado considerablemente, pero aún no cubría ni la mitad.

—Tú puedes Ada —me animé antes de desaparecer.

Volví al bosque justo en el último minuto. Apenas me atreví a respirar cuando noté que Ezra se había acercado y ahora estaba a un lado de Arus, en su enorme forma de lobo. Nuestros ojos se conectaron apenas un segundo y después ambos apartamos la vista al mismo tiempo.

    «No deberías estar al frente» —le reclamé.

    «Y tú no deberías casarte con un monstruo, pero de todas formas lo harás»

    «Una cosa no tiene que ver con la otra, vuelve a tu posición»

Ezra no volvió a hablar, pero tampoco hizo ademán alguno de moverse. Se suponía que él tenía que estar junto a la corte real para ayudar a comandar a nuestro ejército, pero estaba claro que iba a ignorarme.

Tuve que obligarme a apartar mis pensamientos de él para poder concentrarme en Azael, de nuevo.

—Estás preciosa, querida. —Su mirada me recorrió entera, tal y como lo esperaba. Yo le sonreí, volviendo a entrar al juego.

—El vestido es exquisito.

—No tanto como tú —dijo acercándose.

Clavé mis pies en el césped para no apartarme cuando quedó frente a mí, me dedicó una sonrisa perezosa y sus manos corrieron por mi cabello para llevarlo hacia atrás y dejarme aún más expuesta.

SunForest 4. Ada Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora