«Después de todo yo era Ada Rey, la princesa de Sunforest. Hace relativamente poco descubrí que no solo tenía un hermano mayor, también encontré a mi familia biológica, un reino que me pertenecía y una profecía que arruinaba todo.
Menudo lío en el...
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La felicidad que sentía era inmensa mientras veía a mis padres adoptivos dejarse llevar por un nuevo ataque de histeria al ver que había recuperado el conocimiento.
Joham, Amira y Ezra habían ido por ellos a la Tierra, para poder explicarles quienes eran, en dónde estaba yo y ayudarles a recordar lo que ya sabían con el truco de Arus, así que Julio y Sara estaban de vuelta en Sunforest esperando que yo recuperara el conocimiento para poder retarme agusto.
Si hace un año me hubieran dicho que yo iba a extrañar esa histeria por parte de ellos, me hubiera reído a carcajadas. Aunque si hace un año me hubieran dicho que estaría de vuelta en el bosque mágico al que pertenecía, rodeada de mi familia, abrazada a mi prometido-hada y recuperándome por haber acabado con el rey del infierno... bueno, también me hubiera reído a carcajadas.
Al anochecer, mis padres por fin se marcharon para recuperarse de toda la energía que habían desgastado llorando, gritando y abrazándome. Suspiré al comprender que Ezra y yo por fin tendríamos un momento a solas y él sonrió al leerme la mente, pero apenas me estaba acercando a sus labios cuando fuimos interrumpidos.
—Ugh —me quejé— ¿no tocas antes de entrar?
Jared me dedicó una enorme sonrisa.
—La venganza es dulce, hermanita —celebró— deberías ponerle seguro a la puerta, te lo digo por experiencia.
Rodé mis ojos, pero su presencia me hacía tan feliz que mi sonrisa arruinó el gesto. Jared me miró con ternura al notarla y se acercó a la cama para dejar la bandeja dorada repleta de comida.
—Solo les he traído la cena —informó— no quiero molestarlos.
—Quédate —pedí.
Él tomó mi mano y yo todavía me sorprendía con su tacto, era tan real que no me lo creía. Seguro que Joham y Amira tampoco lograban apartarse de él... o Flora, en el mejor de los casos.
—¿Recuerdas todo? —quise saber.
Jared asintió.
—Fue mi alma vieja la que regresó a mi cuerpo, por eso el oráculo me protegió todo ese tiempo. Cuando Azael me apuñaló y yo me debilité, en lugar de llevarme hacia el otro lado para regalarme el ojo del oráculo (como sucedió la primera vez) se las arregló para fusionar mis almas y devolverme a mi cuerpo. Por eso recuerdo absolutamente todo.
—¿Te resulta extraño? —curiosee.
—Un poco —admitió—. Es raro ser corpóreo de nuevo y volver a tener todas estas sensaciones humanas y forestnianas. Los primeros días resultó realmente abrumador, de hecho, todavía no me acostumbro a algunas cosas.
—¿Cómo cuales?
—Como los besos de Flor —confesó con una sonrisa pícara— volver a sentir sus labios resulta increíble. O el sabor de la comida, no recordaba que fuera tan deliciosa.
