Capítulo 46. Féryco.

805 145 11
                                    




«Féryco»

 Hacía calor en mi sueño

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Hacía calor en mi sueño.

Ligeros toques como de una pluma comenzaron a pasar por mi cuerpo, en una sensación agradable. También escuché mi nombre, tan suave como un susurro. Abrí mis ojos cuando comprendí que no eran parte del sueño, sino de la realidad.

—Adivina quien se siente mejor —murmuró Ezra en mi oído. Sonreí, aunque él no podía verme porque estaba escondido en mi espalda.

—Supongo que tú. —Él debió percibir la sonrisa en mis palabras, porque besó lentamente mi mejilla.

—Respuesta correcta.

Solté un suspiro cuando sus manos se deslizaron por encima de mi pijama y su boca bajó hasta alcanzar mi cuello. Alcé un poco más mi cabeza para permitirle un acceso completo y él se tomó varios minutos para besar ese punto tan sensible con esmero y dedicación.

—Ezra —gemí, con mi respiración comenzando a acelerarse inevitablemente.

Él respondió pegándose más a mí, haciéndome muy consciente de su excitación contra la parte baja de mi espalda. Los dedos de mis pies se curvaron al sentirlo y casi me frustré cuando sus labios se apartaron de mi cuello para volver a mi oído.

—¿Cuánto tiempo crees que tengamos antes de que vengan tus padres?

—No mucho —admití—. Tú los conoces tanto como yo.

—Podemos ser muy rápidos —propuso.

Sus manos subieron por mi estómago hasta cerrarse en uno de mis pechos y mi espalda se arqueó en respuesta. Él me soltó para colarse por debajo de la ropa y por un momento pensé que en verdad iba a suceder, que su propuesta había sido muy en serio, pero algunos segundos después comprendí que estaba buscando algo.

Y lo encontró.

—¿Qué es esto? —preguntó tomando el dije de Morwan.

Al volver a Sunforest me había escabullido de nuevo a mi habitación en mucho silencio, escondiendo el vestido negro al fondo de mi closet y metiéndome en la cama con sumo cuidado para no despertarlo. Justo en ese momento, entendí que se me había olvidado quitarme el dije.

Ante mi silencio, Ezra se acomodó a mi lado para que yo quedara recostada en la cama y poder mirarme a los ojos. Los mimos matutinos se habían terminado, pero yo tenía que distraerlo un poco más, así que subí mi mano a su nuca y le dediqué mi mejor mirada inocente.

—¿Eso? —pregunté ojeando el dije como si no fuera nada importante—. Solo un regalo de Amira, ¿te gusta?

Ezra entrecerró sus ojos, así que me alcé un poquito para alcanzar su boca y besarlo profundamente. No tardó en soltar el dije para hundir sus manos en mi cabello y mantenerme pegada a él.

SunForest 4. Ada Rey.Where stories live. Discover now