Capítulo 26. Joham.

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«Joham»

Después de desayunar me encerré en mi habitación para tomar una breve siesta, lo cierto es que no quise comer mucho por el ejercicio que se avecinaba y preferí utilizar ese tiempo para descansar mi mente, la cual aún seguía algo embotada

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Después de desayunar me encerré en mi habitación para tomar una breve siesta, lo cierto es que no quise comer mucho por el ejercicio que se avecinaba y preferí utilizar ese tiempo para descansar mi mente, la cual aún seguía algo embotada.

Subí a la cima del castillo cuando faltaban diez minutos para las 12, con el enorme lobo moteado pisando mis talones. Aún no lograba acostumbrarme a su presencia y llamarlo "lobo" en mi cabeza no ayudaba mucho. Lo miré con curiosidad.

—¿Cómo te llamas?

Él alzó su cabeza y esos ojos del color del ónix me examinaron de vuelta, solo por eso estaba segura de que no se trataba de Ezra. A pesar de que esas esferas oscuras eran algo hipnotizantes, no se comparaba con la dorada mirada de mi ex novio.

Sacudí la cabeza al comprender la dirección de mis pensamientos.

—¿No quieres decirme? —pregunté ante su silencio.

«Mi nombre es Loan, princesa»

—Hola Loan —lo saludé—, puedes llamarme Ada.

«Preferiría no hacerlo» —respondió con un tono bastante tranquilo para ser casual. 

Fruncí los labios al escucharlo.

—Supongo que puedes llamarme como tú quieras —accedí— aunque me gustaría que lo hicieras por mi nombre.

Loan no respondió nada y yo procuré no mirarlo de nuevo para no hacerlo sentir incómodo, ¿por qué las hadas siempre parecían tener ese autocontrol sobrenatural? Tal vez lo descubriría en mi entrenamiento con Arus.

Joham apareció en ese momento y sonreí al ver que no estaba solo. Aiden me sonrió de vuelta y sus ojos amarillos se iluminaron aún más con los rayos del sol. Era la primera vez que lo veía con una playera sin mangas y aunque sus brazos no parecían tan fuertes como habían sido los de Jared, sin duda se comenzaban a notar los músculos bajo la piel. 

—¿Cómo te fue con mi papá? —preguntó acortando la distancia entre nosotros. 

—Me siento como si me hubiera exprimido el cerebro —admití. 

—Entonces te fue bien —concluyó con una sonrisa encantadora que tardé en dejar de contemplar.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté para disimular mi distracción. 

Él no respondió, pero miró a Joham por encima de su hombro.

—Le pedí a Aiden que nos ayudara —respondió mi padre—. Ya sabes, para poder suplir a Jared en los combates.

El corazón se me encogió un poco ante la ausencia de mi hermano, pero tal y como Dandelion acababa de enseñarme esa mañana, lo sentí y lo dejé ir lentamente. Respiré hondo para disimular mi breve momento de dolor.

SunForest 4. Ada Rey.Where stories live. Discover now