Capítulo 51. Margen de error.

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«Margen de error»

«Margen de error»

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Al abrir mis ojos de nuevo, no tardé ni cinco segundos en rememorar la noche anterior. Sonreí hacia el techo como una boba, irradiando felicidad y disfrutándola por un momento antes de volver por completo al mundo real.

Ezra estaba a mi lado, dormido con un brazo atravesando mi estómago. Miré su rostro, tan pacífico que hasta lucía un par de años más joven. Fruncí mi ceño al notar que su cabello estaba lleno de plumas blancas, ¿de donde habían salido?

Me alcé sobre mis codos para mirar la escena del crimen y me quedé boquiabierta. Estábamos cubiertos con sábanas de seda plateada, pero toda la cama, mi cabello e incluso el suelo estaba lleno de pequeñas plumas. Entonces, comprendí que era lo que faltaba: los cojines de terciopelo habían desaparecido.

Vagamente recordé la explosión que había escuchado antes de desconectarme por completo y comprendí que yo era la causante de todo ese desastre.

Ezra se removió y abrió sus ojos, bostezando. Pestañeó varias veces antes de que la misma sonrisa boba llegara a sus labios.

—Buenos días, princesa —dijo coquetamente.

—Lo siento —me disculpé de inmediato— he destrozado tu cama.

—A mí me pareció que la destrozamos juntos —sonrió juguetón.

—¿No estás molesto?

—Claro que no —dijo rodando sus ojos, pero sin borrar su sonrisa—. Ada, lo de anoche fue...

—Mágico —terminé por él.

Me envolvió con sus brazos para atraerme a él por debajo de las sábanas y cuando nuestros cuerpos desnudos se juntaron de nuevo, me sentí completa.

—No pensé que pudiera ser así de intenso contigo —confesó.

—Estando en la Tierra, realmente te contuviste —me quejé.

Él asintió con su cabeza.

—Tú creías que yo era humano —me recordó—, no podía comportarme tan salvaje.

—Me gustas salvaje.

—Me gustas gritona.

Me ruboricé un poco al escucharlo.

—No grité tanto, ¿o sí?

—Como una diosa en celo —se burló— pero puede que yo lo haya hecho a propósito.

—Quiero la revancha —exigí subiéndome sobre él.

—Por mucho que me encantaría dejarte continuar —suspiró con tristeza— ¿no tienes entrenamiento con Dandelion?

SunForest 4. Ada Rey.Where stories live. Discover now