Capítulo 35. Caídos del cielo.

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«Caídos del cielo»

Cada vez que miraba a Aiden recordaba el cosquilleo de sus labios sobre los míos

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Cada vez que miraba a Aiden recordaba el cosquilleo de sus labios sobre los míos... y eso no ayudaba para concentrarme en el entrenamiento. Joham no tardó en comprender que esa vez estaba mucho más distraída de lo usual, así que detuvo el combate y me evaluó mientras yo me esforcé por mantener un rostro inexpresivo.

—¿Algo que deba saber? —preguntó alzando sus cejas pelirrojas al mismo tiempo. Aiden me miró de soslayo, pero no dijo nada.

—Creo que hoy no es mi día —admití sin dar más explicaciones.

Con un gesto, él me indicó que estaba de acuerdo conmigo.

—Hagamos algo diferente, entonces —propuso mirando hacia arriba un momento y volviendo a mí con una sonrisa misteriosa—. ¿Qué tal una carrera a la cima del castillo?

—¿En serio?

—Yo me apunto —dijo Aiden entusiasmado.

Incluso Loan alzó sus orejas, intrigado.

—Sin hacer trampas con magia —advirtió Joham—. El primero en escalar a la cima demuestra que es el mejor.

Eso no podía ser casualidad, ¿o sí? Joham debía sospechar algo, de lo contrario ¿por qué sugeriría una competencia que no implicara nada de contacto físico entre nosotros? Miré a Aiden, pero su rostro solo mostraba emoción y por un momento me pregunté si ya me estaba imaginando cosas.

—¿Asustada? —me retó el chico. Una sonrisa peligrosa nació en mi boca.

—Ya quisieras.

La sonrisa definitivamente se esfumó cuando estábamos a mitad del castillo y miré hacia abajo. Nunca le tuve miedo a las alturas, pero estar ahí, tan solo aferrada a una saliente y sin ningún tipo de protección me hizo sentir vértigo.

—No mires hacia abajo —me aconsejó Aiden— y menos cuando te estoy ganando.

Él tan solo estaba un metro delante de mí y sabía que aún podía alcanzarlo si ponía todas mis energías en ello, así que seguí el maldito consejo y mantuve mi vista en él.

—Has hecho esto antes, ¿verdad? —resoplé.

—Claro —admitió gritando para que yo lo escuchara, ya que el viento se llevaba su voz—, con Jared. A Amira no le encantaba la idea, así que lo hacíamos a escondidas de ella.

—No me explicó por qué —dije sarcásticamente.

—Te vas a agotar si continuas hablando —advirtió.

Cerré la boca, buscando más salientes y huecos que me ayudaran a impulsarme hacia arriba, pero Aiden parecía un gato escalando la pared y no tardó en crear más distancia entre nosotros. Que bueno que yo ya había enterrado a esa Ada a la que no le gustaba perder, de lo contrario estaría muy frustrada en este momento.

SunForest 4. Ada Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora