Capítulo 39. Corazón.

800 140 102
                                    



«Corazón»

En cuanto el camaleón desapareció por completo, la sensación de poder fue reemplazada por puro miedo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En cuanto el camaleón desapareció por completo, la sensación de poder fue reemplazada por puro miedo. No tenía idea de si habría un tercer demonio y no iba arriesgarme, así que me agaché para sujetar a Ezra y Aiden con cada una de mis manos y desaparecimos juntos. Una vez que estuvimos a salvo en el vestíbulo del castillo, la llamé con todas mis fuerzas.

«¡SAMARA!»

Noté que ni Ezra ni Aiden estaban conscientes y no sabía cual de los dos debía preocuparme más, pero me llené de alivio cuando la sanadora apareció frente a mí. Sus ojos somnolientos se abrieron con miedo al ver los dos cuerpos inconscientes a sus pies; un lobo y su propio hijo.

Dandelion se materializó al lado de ella y observó la escena, pasmado. Inmediatamente comencé a explicar todo sin esperar a que me lo preguntaran.

—El camaleón atacó a Ezra con una flecha y Aiden intentó curarlo, pero no sabíamos que estaba envenenada. 

—Ve por Thiago —apuró Samara con un hilo de voz y Dandelion se marchó de inmediato.

Ella se dejó caer junto a su hijo y lo giró con mucho cuidado, me tragué un gemido al notar que su brazo ya estaba negro hasta el codo y Samara apretó los labios.

—Estarán bien, ¿verdad?

—Necesitan una transfusión de sangre, los dos —me explicó—. Solo así podremos contrarrestar el veneno.

Y alzó su cabeza para mirar a Ezra por encima de su hombro.

—¿Qué? —murmuré asustada.

—Su corazón late muy débil... es un veneno poderoso.

No. No. No. Ezra no.

Dandelion volvió justo cuando mi mundo comenzaba a desmoronarse y miré a Thiago, adivinando que se trataba de otro sanador dispuesto a ayudarnos. El hombre, alto y de cabello chocolate, de inmediato identificó la mano negra de Aiden y la examinó con unos ojos de color azul aqua, mucho más claros que los míos.

—Veneno —índico Samara cuando Thiago se agachó junto a ella—. Haz un hechizo de transfusión utilizando la sangre de Dandelion. —Thiago asintió y Samara tomó la mano del sanador para apretarla con fuerza, él la miró a los ojos—. Es mi hijo —suplicó.

—Lo sé —respondió Thiago, su voz era suave—. Lo salvaré.

Imaginé lo difícil que debía ser para Samara dejar su propio hijo en manos de alguien más y no sanarlo ella misma, pero no vi ni un atisbo de duda en su cara cuando se puso de pie para girarse hacia Ezra, confiando plenamente en que Aiden se encontraba en buenas manos.

—¿Hace cuánto recibió el flechazo? —preguntó Samara.

—No lo sé —confesé confundida—, pasaron muchas cosas.

SunForest 4. Ada Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora