Capítulo 67. Elegida.

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«Elegida»

Arus se separó de Azael para cubrir a Ezra con su cuerpo y esa fue mi oportunidad, tenía el camino libre

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Arus se separó de Azael para cubrir a Ezra con su cuerpo y esa fue mi oportunidad, tenía el camino libre. A pesar de que físicamente no podía transformarme en una loba, me sentía como una, así que cuando me moví lo hice ágil y ferozmente, tan rápido que él no me vio venir.

Me aferré a su hombro e impacté mi rodilla derecha en su estómago, sacándole todo el aire de un golpe. Con un salto logré hacer una tijera en su cuello para llevarlo al suelo, pero alzó sus piernas a tiempo para darme una certera patada que me alejó de él. Giré —aún en el aire— y desaparecí para volver a alcanzarlo, me recibió con un puñetazo en la nariz que no logré esquivar y me hizo ver estrellas durante algunos segundos.

La sangre caliente resbaló hasta mi barbilla, pero fue Joham quien me vengó y su patada en el aire asestó justo en la mejilla de Azael. El demonio se estrelló contra la pared que estaba detrás de él y se sujetó la mandíbula, sus ojos rojos destellaron con enojo.

Lanzó una nueva oleada de poder que chocó contra mi campo de fuerza y no nos hizo daño, a ninguno de los cuatro. Ezra ya estaba en pie de nuevo y aunque su costado seguía sangrando, era obvio que eso no iba a detener a mi testarudo príncipe.

Arus extendió su brazo para jalarlo con magia hacia nosotros y Azael quedó en medio cuando lo rodeamos, sin embargo, el rey sonrió. Y de alguna manera nos atrapó.

Me quedé ciega por completo y sentí el doloroso impacto del mármol contra mis rodillas cuando caí sobre él. Grité ante la agonía en la que se sumió mi cuerpo y cuando escuché otros tres gritos supe que no era la única que la estaba sintiendo. Algo o alguien me estaba desgarrando de adentro hacia afuera, comiéndose mis órganos mientras unas imágenes aparecían dentro de mi cabeza.

Jadeé al ver los cuerpos de toda mi familia... todos estaban muertos, con los ojos vidriosos y la piel destrozada. Lloré al ver a Joham y Amira con las pieles grises y la mirada ausente. Al ver a mi hermano empapado de sangre. Al encontrarme con Arus partido en dos. A Aiden y Flora aplastados... pero Ezra estaba vivo y yo me sentía muy feliz por eso, no porque siguiera con vida, sino porque iba a ser yo quien lo matara.

—No...

Escuché mi lejana voz, pero no tuvo ningún significado para mí. Me miré y me encontré bañada en sangre, comprendí que aquella carnicería había sido cosa mía y que Ezra sería el siguiente.

Mi príncipe no rogó cuando di un paso hacia él, sino que me recibió con la cabeza en alto y abrazando a la muerte que se aproximaba.

—Vete  —le rogué yo.

—Mátame —respondió él.

—Mátalo —susurró otra voz en mi oído.

Sentí su ponzoñoso aliento en mi mejilla y sus heladas y fantasmas manos en mis hombros. Alcé mi mano y rodeé el cuello de Ezra, con tanta fuerza que no tardaría en aplastar su tráquea. Él boqueó con desesperación y yo lo solté, solo porque esa muerte no me parecía lo suficientemente divertida. Así que decidí enterrar mi mano en su pecho para sujetar su corazón.

SunForest 4. Ada Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora