«Después de todo yo era Ada Rey, la princesa de Sunforest. Hace relativamente poco descubrí que no solo tenía un hermano mayor, también encontré a mi familia biológica, un reino que me pertenecía y una profecía que arruinaba todo.
Menudo lío en el...
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Templé el agua de la regadera y me metí debajo de ella, esperando que ese baño se llevara todas mis preocupaciones. Eché mi cabello hacia atrás y alcé la cara para que el agua corriera por mi rostro. Me quedé así durante largos minutos, con las manos en la nuca y los ojos cerrados.
El entrenamiento de Joham acababa de terminar y no sabía que era mayor, si mi cansancio o mi hambre. Aún estaba algo tensa por lo que sucedió ayer y el hecho de que Aiden hubiera estado distante durante nuestro combate no fue de mucha ayuda.
Además, estaba el otro tema: Ezra. Durante toda la mañana había tenido ganas de enfrentar a Loan y preguntarle por él. Sin embargo, por más que lo intenté al final no tuve la valentía de hacerlo... en parte porque no sabía si podría soportar la respuesta.
¿Por qué justamente mi ex novio tenía que ir detrás de ese demonio? Porque entendía perfectamente que si Loan se encontraba conmigo, significaba que Ezra estaba fuera, cazando al camaleón.
Me decidí por Ezra porque es alguien que siempre me demostró que pone a todos por encima de sí mismo.
¿Qué significaba eso?
Abrí los ojos y me tomé mi tiempo para bañarme, dejando a un lado todas las preguntas y disfrutando de ese pequeño momento para mí misma. Mientras me secaba con la toalla blanca, decidí que era más mi cansancio y que tal vez comería después, antes de mi entrenamiento con Arus. Ese era momento para una siesta.
Envolví mi cuerpo con la toalla y salí de mi habitación. Me eché hacia atrás cuando descubrí a alguien sentado en mi cama, pero me tragué las ganas de gritar al comprender que no se trataba de ningún demonio.
—Aiden —dije poniendo una mano sobre mi corazón—. Casi me matas del susto.
Aiden se sonrojó y recordé que solo estaba cubierta con una pequeña toalla, la cual apreté aún más contra mi pecho para que no fuera a caerse.
—Lo... siento —balbuceó, mirando el suelo.
—¿Cómo hiciste para que Loan te dejara pasar?
—Le dije que te traía comida —dijo señalando una bandeja dorada que antes no había visto—. Aunque traje para los dos, pensé que podríamos comer juntos
Una parte de mí se sintió aliviada al comprender que el mal trago de Aiden se había desvanecido, tal vez también le afectó la frialdad de nuestro combate.
—Me voy a cambiar —le avisé tomando un short de mezclilla de cintura alta y un crop top blanco para encerrarme de nuevo en el baño. Amira prácticamente me había donado toda su ropa vieja.
Me vestí lo más rápido posible y desenredé mi cabello para que no se convirtiera en un desastre cuando se secara. Me miré en el espejo que estaba sobre el lavabo, solo para comprobar que mi aspecto fuera aceptable y volví a salir en su encuentro. Él se tranquilizó al verme con ropa y agitó una servilleta de tela blanca con su mano derecha.
