Capítulo 61. No.

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«No»

Esa fue la primera vez que llevamos a cabo una asamblea para hadas y forestnianos por igual, sin divisiones

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Esa fue la primera vez que llevamos a cabo una asamblea para hadas y forestnianos por igual, sin divisiones. Joham y yo estábamos a la derecha, Arus y Ezra a la izquierda. Los dos reyes con su príncipe y su princesa, juntos.

Aunque ninguno dijo nada, estaba segura de que los cuatro nos encontrábamos algo sorprendidos por lo bien recibido que fue aquello, como si al entrenar juntos hadas y forestnianos se hubieran dado cuenta de la potencial unión y la relación entre Ezra y yo fuera un rayo de esperanza.

Llegado el momento, di un paso al frente y los miré a todos llena de orgullo y agradecimiento.

—Mañana es el día —hablé con voz moderada—. Y no me refiero al día del eclipse o a la llegada de Azael. Me refiero a que mañana por fin estaremos unidos como nunca antes lo habíamos estado, nos valdremos de nuestra fuerza y valentía para poder luchar juntos hasta el final. Y eso es lo único que importa.

»Mañana le demostraremos al rey del infierno que se ha metido con la gente equivocada, pelearemos por nuestro hogar y ¡recuperaremos a nuestra reina!

Ezra también dio un paso para quedar a mi lado, buscó mi mano para entrelazarla con mis dedos y ambos apretamos con fuerza, sintiendo toda la energía de nuestros pueblos unidos.

—Mañana lucharemos juntos —continuó— como uno sólo, porque rendirse no es una opción ni lo será. No nos inclinaremos ante alguien que promete guerra y destrucción, la esperanza está aquí y todas las hadas lo sabemos. Melisande nos ha indicado dónde está la luz en esta oscuridad y nosotros debemos seguirla.

La corona de cuarzos brilló en ese momento, como si entendiera las palabras de Ezra y quisiera confirmarlas. Todos la miraron —me miraron— y yo recordé lo que Arus me dijo: "Melisande debió haberlo visto de alguna manera, que tú también necesitarías representar la esperanza en Féryco. Y qué mejor forma de ganarte la confianza de las hadas, que usando su corona".

Incluso los forestnianos, quienes no entendían acerca de la corona, la miraron como si todas las respuestas estuvieran en ella. Como si pudieran sentir la esperanza que emanaba. Era una enorme carga para mí, tener sobre mis hombros la fe de ambos pueblos, pero una que no iba a rechazar por ningún motivo.

—Sin importar lo que suceda mañana —añadí— les prometo que no me rendiré, que hasta mi último aliento estará dedicado a todos ustedes, que todo mi poder será para protegerlos. No importa lo que pase —insistí— no dejen de confiar en mí, porque yo nunca los abandonaré.

Hasta ahora no se lo había dicho a nadie, pero estaba preocupada por lo que todos ellos fueran a pensar cuando se enteraran de mi boda con Azael. No podíamos decirles la verdad porque si se corría el rumor de que yo solo quería ganar tiempo y el rey del infierno se enteraba, todos estaríamos muertos antes de que lográramos dar el salto. Nuestra gente tendría que pensar que yo realmente iba a casarme con él, a entregarme a él... y esperaba que en ese momento, recordaran las palabras que yo acababa de decir. Que comprendieran y no dejaran de confiar en mí.

SunForest 4. Ada Rey.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora