Capítulo 3. Infierno.

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«Infierno»

Después de cruzarlo, cerré el portal rápidamente para que Aiden no pudiera seguirme y no poner a Sunforest en más peligro del que ya se encontraba

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Después de cruzarlo, cerré el portal rápidamente para que Aiden no pudiera seguirme y no poner a Sunforest en más peligro del que ya se encontraba. La luz del óvalo desapareció, dejándome en la penumbra.

Me estremecí al notar el frío en mi piel, ya que debajo del overol solo traía una delgada blusa blanca que no me protegía en absoluto. No hubiera sido mala idea cambiarme y ponerme algo que me permitiera moverme con más agilidad, pero ni tiempo había tenido de pensar en eso.

Miré a mi alrededor y comprobé que estaba en la dimensión correcta. Lo sabía porque un bosque similar a Sunforest se extendía frente a mí, aunque con algunas diferencias muy claras: no había luz ni sol, los árboles estaban hechos de madera negra y sus ramas llenas de hojas marchitas. El cielo estaba oscuro y tenebroso, parecía que una tormenta estaba a punto de estallar sobre mi cabeza. El aire olía agrio, como si estuviera cargado de muerte.

El silencio me inquietaba, ya que no se escuchaba absolutamente nada. Ni el viento soplar ni la tierra crujir. Eso logró ponerme un poco nerviosa, pero comencé a caminar para tranquilizarme con el sonido de mi respiración.

¿Cómo encontraría a Azael para poder tomarlo desprevenido? Él no podía saber que yo estaba ahí, el elemento sorpresa era clave, así que tenía que ser muy cuidadosa...

Observé uno de los árboles que estaba a mi lado, pensativa. Siempre había sido buena en los deportes y ahora con mis sentidos mucho más agudizados —gracias a mi magia— estaba segura de que podría escalarlo sin problemas. Si lograba llegar a la cima lograría ver el bosque a grandes rasgos y darme una idea de hacia donde me tenía que dirigir.

Era mi mejor plan hasta ahora, así que giré varias veces alrededor del árbol para encontrar el punto de partida. Al final me decidí por una rama que parecía lo suficiente gruesa como para soportarme, aunque estaba más lejos de lo esperado y no sabía si podría alcanzarla.

«Flexiona tus rodillas y salta con seguridad, concéntrate en el lugar en donde quieres caer y no dudes. Nunca dudes»

El recuerdo de las palabras de Jared me infundió seguridad. Yo podría hacer eso, sería pan comido.

Flexioné mis piernas suavemente, calculando la distancia y la fuerza que tendría que poner en mi salto. Me concentré en la rama y me visualicé llegando a ella, alcanzándola sin inconvenientes. Respiré hondo y exhalé lentamente antes de saltar.

Mi cuerpo voló con sorprendente rapidez, impulsado hacia arriba. Alcanzar la rama no fue ningún problema, pero casi que no logro sujetarme a ella. Al final pude colgarme en el último segundo y miré hacia abajo, estaba a mucha más altura de la que pensé, así que caer no sería una buena idea.

La madera era dura y la rama parecía firme, así que comencé a balancearme mientras muy en el fondo agradecía a mamá por haberme obligado a tomar clases de gimnasia cuando era niña. Me moví hacia adelante y hacia atrás, una y otra vez, hasta que con las piernas extendidas logré hacer una mini acrobacia que me dejó por encima de la rama.

SunForest 4. Ada Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora