Su amor ha demostrado ser más fuerte que aquellos obstáculos en el camino, pero su historia apenas comienza. Después de sobrevivir a una guerra y otros eventos que han puesto a prueba su unión y lealtad, Jonathan y Olivia se enfrentan a nuevos desaf...
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11 de junio 1872. Manhattan, Nueva York.
Olivia terminó de acomodar el peinado de Jian y le puso un poco de perfume en el cuello antes de dejarla abandonar el banco para terminar de aprontarse a sí misma en el espejo.
Se colocó el collar de perlas que Jonathan le había regalado años atrás, durante el comienzo de su matrimonio y puso unas flores en su recogido para ocultar el broche de la extensión de cabello que había colocado en la parte baja del elaborado peinado para agregar un poco de rulos sueltos.
Le gustaba como se veía y después de toda la dedicación que había puesto para asegurarse estaba perfecta, le alegraba saber que lo había logrado.
Acomodó su maquillaje, agregando un poco de rubor a sus mejillas y un labial algo opaco y sutil. No quería llamar demasiado la atención de la gente por su maquillaje, sino por su peinado y el vestido. Y vaya vestido había escogido.
Era un vestido de mangas cortas y caídas, para dejar sus hombros al desnudo y refrescarla en esa época de calor. tenía un escote generoso, aunque no sería un problema para la época porque estaría con Jonathan. El vestido era de color dorado y beige, y aunque el polisón levantaba la falda como de costumbre, lo había mantenido sutil, para no crear demasiado volumen y así acentuar la forma más natural de su cuerpo. El corsé lo traía un poco más ajustado de lo que acostumbraba porque quería esa cintura pequeña que le gustaba a pesar de que Jonathan siempre la persiguiera pidiéndole que no lo ajustara tanto porqué se haría daño. Era bien sabido que los médicos aconsejaban en los periódicos que las mujeres no se estrangularan con el corsé, pero muchas optaban por no hacer caso (especialmente en épocas de festividad) y se sentían más hermosas con una cintura pequeña, otras recurrían al uso de Photoshop para las fotografías.
Y el Photoshop era más que famoso en esas fechas.
Sus hijas más grandes (quienes irían con ellos al evento) también llevaban unos elegantes vestidos de los mejores que habían podido conseguir. Amelia tenía un vestido de color rosado pastel, Jian iba de dorado como Olivia. Laurissa tenía un vestido de un verde suave y delicado, con varios adornos en la falda, Gwendoline uno con tonos suaves de lila y detalles en un color bordo y por último Eleonora con un vestido celeste oscuro.
Se habían asistido mientras se vestían, para peinarse, abrochar botones y atar lazos o cordones. Incluso se habían maquillado la una a la otra y era un momento que Olivia disfrutaba poder compartir con sus hijas.
La mayor era Jian, quien cumpliría veintiséis ese año. Amelia cumpliría diecinueve, así que como era de esperar; estaba en busca de un marido y Olivia debía ayudarla. Laurissa tenía quince y Gwendoline y Eleonora dieciséis, así que ellas también estaban en busca de un marido y la fiesta en Rockwood Hall era la oportunidad perfecta para encontrar posibles candidatos. Y debían ser selectivas, no cualquier hombre serviría.
Debía ser un hombre con un buen apellido, dinero, propiedades, una carrera estable y ambición para aspirar a grandes cosas en su vida. Por supuesto debía ser educado y respetuoso; un caballero de manual y tenía que simpatizar a Jonathan. Eso último era la parte más complicada.
