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6 de noviembre 1873

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6 de noviembre 1873.

Pleasant Hill, Iowa.

Olivia salió de la bañera envolviéndose en la toalla y se secó para ponerse su camisola antes de ir a peinarse frente al espejo de la habitación.

Llevaba más de una semana buscando por Jonathan en la casa y ni siquiera habían dado con el acceso hacia el ático. Adrian había sido el único que hasta el momento había dado con más de una puerta secreta que llevaban a diversas habitaciones o conectaban con otras zonas de la casa, algunas incluso salían de la propiedad o de la mansión, pero ninguna terminaba en el ático.

Hasta el momento Olivia había descubierto no solo que los asesinos podían entrar y salir de cualquier habitación sin ser visto (permitiéndoles atacar a Laurissa e incluso intentarlo con Adrian), sino que además tenían agujeros pequeños en las paredes con los cuales podían mirar dentro del dormitorio y uno de los agujeros, miraba justo hacia la cama donde Jonathan y Olivia habían dormido todas las noches.

Imaginar a unos enfermos viéndola con sus hijos, en su intimidad con Jonathan, probablemente disfrutando de lo que ellos hacían cuando estaban a solas, la ponía nauseabunda.

También estaba la ausencia de Jonathan, tanto tiempo sin él, sin saber dónde estaba o si estaba bien, durmiendo sola con la compañía de sus hijos mayores, le estaba matando lentamente por dentro. Lloró durante su baño porque lo extrañaba y tenía demasiado miedo de lo que pudieran hacerle y se lamentó no haberse marchado de esa casa con todos en el primer segundo que algo extraño había sucedido.

Se detuvo frente al espejó con la toalla para limpiar la humedad que lo había empañado y se congeló con su mano en el aire, cuando pudo ver unas palabras escritas en la humedad con trazados desprolijo. Retrocedió un poco para poder tener una mejor imagen de todo el espejo de cuerpo completo y gritó por Oliver, quien se encontraba esperándola en la puerta del baño, para asegurarse de que nadie la atacara.

Viviendo en esa casa sabiendo que convivían con asesinos los había puesto a todos muy paranoicos, pero se negaban a irse de la propiedad sin Jonathan y las tres hijas del reverendo.

Oliver entró velozmente sin pensárselo demasiado y encontró que afortunadamente su madre estaba a salvo y vestida con la camisola y el corsé, pero que se encontraba mirando hacia el espejo del baño como si hubiera visto un fantasma.

—¿Qué sucede?

—¿Alguno de ustedes escribió en el espejo?

—¿Qué? No, mamá, estabas sola en el baño —señaló como si fuera obvio—. ¿Por qué?

Se acercó para ver lo que ella veía y entonces Olivia empezó a vestirse rápidamente, apremiándolo para que la ayudara abrochando el vestido a su espalda y dejó el baño corriendo y llamándole para que lo siguiera.

—¿Cuánta agua ha caído? —preguntó pasando junto al salón tan apurada, que todos los hombres la siguieron—. ¿Creen que sea suficiente para llenar un pozo de agua?

Vidas cruzadas: El ciclo. #2 COMPLETA. +18. BORRADORWhere stories live. Discover now