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10 de agosto 1884

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10 de agosto 1884.
Kensal Green Cementery, Londres.

El Padre Moses escuchó los murmullos en la puerta de su iglesia, mientras todo el mundo se reunía para mirar desde las ventanas hacia un grupo de hombres que llegaba a caballo, trayendo también un carro cuya parte trasera de carga, estaba cubierta de cuerpos.

Apartó a la gente del camino y asomó al exterior abriendo las enormes puertas de la iglesia. Traía su túnica blanca que colgaba hacia sus pies, un collar con la cruz de cristo y un solideo en la cabeza, era un hombre mayor que caminaba con pasos lentos y cuando salió de la iglesia y bajó los escalones pidiendo una explicación por la visita inesperada, su rostro palideció al ver los cuerpos detrás del carro.

Escurría la sangre hacia el suelo y un brazo colgaba del borde del coche. Veía hombres y mujeres, algunos jóvenes de no más quince años y otros tan mayores que debían tener setenta años.

Besó la cruz que colgaba de su cuello y empezó a rezar con el horror pintando su envejecido rostro.

Derby bajó del carro de un salto y aterrizó frente al Padre, exaltándolo.

—Dios no está aquí, Padre —le informó con una sonrisa—. No vendrá tampoco.

—Demando saber que es lo que sucede.

—Relájese, Padre —. Miró hacia el hombre en el caballo y retrocedió cuando este bajo. Jonathan se acomodó el sombrero y continuó—. Solo he venido a charlar con usted, espero no haber interrumpido su discurso de las seis.

—Es inaceptable, no puede presentarse en la casa de Dios con todos estos... ¡Asesino! Haré que los arresten a todos.

—Puede intentarlo —propuso Jonathan encogiéndose de hombros—, pero dudo pueda moverse más rápido que las balas. ¿Probamos, Padre?

Moses miró hacia la mano de Jonathan cuando se fue hacia el revolver que traía en su cadera y empezó a negar.

—Eso pensé. Escuche que tiene a un chico en su iglesia con quien debo hablar, lo ha estado protegiendo —. Moses retrocedió tembloroso cuando Jonathan se acercó—. ¿Por qué no le dice que salga, Padre?

—No sé de que me está hablando.

—No mienta, Padre, Dios no aprueba las mentiras —. Le acomodó el cuello de la túnica y sonrió—. ¿Acaso no es usted un hombre de Dios?

—Les ordeno que se retiren inmediatamente de este lugar antes de que envíe por la policía.

—¿Se refiere a esa policía? —curioseó y le giró el rostro hacia las puertas del cementerio—. Son muy simpáticos, sí...Estuvimos tomando café hoy temprano, mientras mis muchachos terminaban de cargar estos cuerpos al carro, pero por favor, vaya a saludarles si quiere, yo aquí le espero.

Monse no se movió al ver a los oficiales que esperaban en la puerta del cementerio, charlando y riéndose, mientras impedían que otras personas ingresaran. Estaban comprados, supuso y cuando regresó su atención hacia Jonathan se preguntó si acaso ese sería el día en el que moriría. Si su final sería a mano de un montón de criminales. Porque eso eran a sus ojos, criminales.

Vidas cruzadas: El ciclo. #2 COMPLETA. +18. BORRADORWhere stories live. Discover now